Al menos 300 personas han quedado sepultadas bajo toneladas de tierra después de una gran avalancha que se produjo este viernes en el norte de Papúa Nueva Guinea, según han informado varios medios locales. Aunque todavía no hay fuentes oficiales de las autoridades del país a consecuencia del difícil acceso al lugar y las precarias comunicaciones que está en el país, el diputado Aimos Aken, en declaraciones en el diario Port Courier que el derrumbamiento en la provincia de Enga, situada a 600 kilómetros de la capital, Puerto Moresby, se ha producido hacia las 3:00 horas, y de momento, ha afectado a 6 poblaciones, especialmente en la localidad de Yambili, ha arrasado casi 1.200 viviendas y ha hecho un llamamiento para intensificar las tareas de rescate. A pesar del elevado número de víctimas, casi no se han podido rescatar cuerpos, según ha informado la cadena australiana ABC. La necesidad de maquinaria para mover las piedras y el suelo está dificultado las tareas de rescate.
Dificultades de rescate
El primer ministro papú, James Marape, ha indicado que divulgarán más información sobre la "escala del desastre y la pérdida de vidas" cuando los equipos desplazados evalúen la situación, según un comunicado divulgado por su portavoz. Desde las autoridades de Enga, el gobernador Sandis Tsaka señaló que los equipos de rescate que incluyen a la Policía, el Ejército, a ONG internacionales y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se han desplazado a la zona para asistir en un "desastre natural sin precedentes". Por su parte, el jefe de la Organización Internacional para la Migración (OIM), Serhan Aktropak, en declaraciones en el diario británico The Independent ha advertido que el nivel de la avalancha "ha sido enorme" y ha recordado la enorme cantidad de personas que viven en esta zona y el caos que ha podido provocar.
La ONG Care Australia, con presencia en Papúa Nueva Guinea, ha indicado a través de un comunicado que el acceso a la aldea está bloqueada y que conseguir vaciarla "llevará un tiempo considerable", un hecho que supondrá el retraso de las tareas de rescate y la llegada de información sobre las víctimas. Según ha explicado la entidad, un equipo de rescate ha conseguido llegar al lugar para evaluar la situación y ayudar a las víctimas. El escrito señala que "aunque la zona no está densamente poblada, nuestra preocupación es que la cifra de muertos sea desproporcionadamente alta".
Temor por nuevos desprendimientos en la zona
Varios testigos del desastre natural han expresado su temor a que se pueda producir nuevos desprendimientos de tierra en esta zona montañesa y han pedido al gobierno del país que envïn apoyos para garantizar la seguridad de los habitantes de los pueblos de los alrededores. Según una vecina citada por la cadena australiana, Elizabeth Laruma, las casas han quedado enterradas después de l gran avalancha desde una montaña próxima, en que han pillado por sorpresa a los vecinos mientras dormían. Esta mujer ha asegurado que el pueblo entero ha desaparecido.
El área afectada suele sufrir de lluvias intensas e inundaciones, y los desprendimientos no son inusuales en el país, en el cual, a pesar de la riqueza en recursos naturales, una gran parte de las suyas más de nueve millones de habitantes vive en extrema pobreza y se encuentra aislada por déficit de comunicaciones e infraestructura, especialmente en lugares remotos como el de la actual catástrofe.