Las autoridades australianas iniciaron la semana pasada, después de dos décadas, un programa para sacrificar mediante disparos de francotiradores montados en helicópteros a miles de caballos salvajes para proteger el frágil ecosistema del parque nacional Kosciuszko, una medida que ha resultado polémica. El Servicio Nacional de Parques y Vida Salvaje del estado de Nueva Gales del Sur, cuya capital es Sídney, ha indicado en su portal de internet el cierre parcial de Kosciuszko, que ocupa unos 6.900 kilómetros cuadrados, "para realizar operaciones de disparos aéreos" hasta el 4 de octubre, durante el otoño y el invierno austral.
Una decisión difícil y controvertida
El programa, congelado durante unos veinte años, pretende reducir para el año 2027 a 3.000 la población de caballos salvajes o "brumbies" que habitan en Kosciuszko, a unos 350 kilómetros al suroeste de Sídney y donde se calcula hay entre 12.797 y 21.760 equinos que deambulan sin control por los delicados parajes. "La matanza de animales no es una decisión fácil, y no es una decisión que nadie quiera tomar, pero es absolutamente necesaria en el caso del Parque Nacional de Kosciuszko", ha explicado en un comunicado la diputada del partido Verde en el parlamento estatal de Nueva Gales del Sur, Sue Higginson. La también portavoz de medio ambiente de los Verdes ha explicado que sobrevoló Kosciuszko para investigar este programa de matanza aérea y notó que "el número de caballos y la magnitud de los daños eran devastadores".
I just did a chopper flight over northern Kosciusko NP with the NSW Upper House Inquiry into Feral Horses. In just a short time I saw hundreds of horses and so much destruction! It’s an international shame! Kosci is one of our precious National Parks not a horse paddock #nswpol pic.twitter.com/e8rkIY2a7Z
— Sue Higginson (@SueHigginson_) March 28, 2024
Otras especies también serán sacrificadas
Los francotiradores contratados por las autoridades de Nueva Gales del Sur también dispararán contra venados, cerdos y otros animales salvajes, según este polémico plan anunciado en octubre del año pasado y que afrontó protestas de agrupaciones de defensores de los animales que argumentan que el método es cruel.
El sacrificio masivo de animales desde el aire, que sus defensores consideran que causa menos dolor y es eficiente y económico, servirá para mitigar el daño que estos causan en los hábitats de la fauna nativa, que incluye especies en peligro de extinción como las ranas corroboree y una rara orquídea alpina endémica. Los caballos salvajes compiten por alimentos, propagan semillas invasoras, pueden reducir o alterar la cubierta vegetal, causar erosión de los suelos y las riberas de los ríos, lo que afecta a la calidad del agua e impacta en la actividad agrícola.
La última vez que el gobierno de Nueva Gales del Sur usó francotiradores para sacrificar masivamente caballos salvajes fue en octubre de 2000 cuando se eliminaron 606 caballos, mientras que otras jurisdicciones usan este método —con distinta frecuencia— para matar a estos equinos, así como camellos, búfalos o burros, entre otros.