Las imágenes difundidas en las dos últimas semanas, donde se veía a la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, disfrutar de una fiesta privada con amigos han levantado mucha polvareda. A raíz de esta polémica, Marin se sometió a un test de drogas para desmentir los rumores, que lo acusaban de consumir sustancias, pero el mismo día se desmintió esta acusación. Sin embargo, esta polémica lo ha colocado en una delicada situación política, y a pesar de las numerosas muestras de solidaridad, su imagen pública ha empeorado y la oposición -sobre todo el partido ultraderechista Verdaderos Finlandeses- lo acusa de dedicar más tiempo en sus fiestas que a solucionar los problemas del país. Una encuesta realizada por el diario Helsing Sanomat muestra cómo el 42% de los finlandeses admiten que su opinión sobre la primera ministra ha empeorado a raíz de los escándalos, mientras que solo el 9% tiene una mejor opinión sobre ella y el 46% sigue pensando lo mismo que antes.
Sanna Marin: en el centro de la polémica
Tan solo unos días después de la publicación de estas imágenes, Marin se situó otra vez en el centro de la polémica por una foto donde aparecían dos amigas suyas besándose con el torso casi desnudo en una fiesta celebrada a principios de verano en la residencia oficial de la primera ministra, el día siguiente de ir a un concierto de rock. En esta ocasión, Marin pidió disculpas por una foto que ella misma calificó de "subida de tono". Sanna Marin se disculpó por el hecho de que la foto se haya hecho en su residencia oficial con un fondo que recuerda al que utiliza a la mandataria para ofrecer sus ruedas de prensa. "Este tipo de fotografía no se tendría que haber tomado, pero más allá de eso, no pasó nada extraordinario en el encuentro". La primera ministra finlandesa ha explicado que ella y sus amigos asistieron a un festival y después continuaron la fiesta en esta casa, y ha insistido en que la fiesta tuvo lugar durante sus vacaciones, y que ningún invitado entró en la residencia principal. Después de estas noticias relacionadas con la primera ministra, las redes ya la han bautizado como "Bile-Sanna" que significa una cosa como "Sanna la fiestera".
Coste emocional para Marin
La polémica que se ha generado a raíz de estas imágenes está pasando factura emocionalmente a Marin. Una muestra de eso, es que en su primera aparición en un mitin del partido, la primera ministra reivindicó entre lágrimas y con voz temblona su derecho "a la alegría y la diversión" y criticó que se hicieran públicas imágenes de su vida privada. Aparte, parece que también le supondrá un coste político, ya que su imagen de primera ministra eficiente, capaz de gestionar con éxito la pandemia de la covid o el proceso de integración en la OTAN, se ha visto erosionada por motivos ajenos a su trabajo en el gobierno.
Aprovechando la situación, ha recibido críticas de los diferentes partidos políticos del país. Los que se han mostrado más duros con ella han sido los votantes del espectro conservador, que son mayoría fuera de la región metropolitana de Helsinki, pero también por personas mayores de izquierdas, un sector clave para el Partido Socialdemócrata (SDP) que preside. A pesar del ruido mediático, la joven mandataria cuenta todavía con el apoyo mayoritario del SDP y de los otros cuatro grupos políticos de la coalición gubernamental (el Partido de Centro, Los Verdes, la Alianza de Izquierdas y el Partido Popular Sueco). No obstante, no hay duda que los recientes escándalos han afectado a su liderazgo dentro del Ejecutivo a solo siete meses de las próximas elecciones generales. Los socialdemócratas han lanzado una advertencia a Marin para que evite nuevos escándalos y sus socios de coalición quieren que el debate público deje de girar en torno a su vida privada y se centre en las propuestas políticas. Por su parte, SDP sigue siendo muy dependiente de la primera ministra, porque su gran popularidad ha contribuido a aumentar el apoyo a los socialdemócratas y no hay ningún otro candidato tan carismático como ella.