Después de años de disputas y tensiones en la frontera entre China e India, este lunes la cosa fue un poco más allá. Al menos, 20 soldados indios murieron en el valle de Galwan, cerca de Aksai Chin, un área controlada por China y que reclaman los dos países.
Ambas partes se han acusado mutuamente de cruzar la frontera que se extiende por todo el valle. Las informaciones son todavía bastante confusas y no parece que ninguno de los dos países tenga intención de aclararlas. "Desde el punto de vista chino, no tenemos ninguna información, lo que se sabe proviene de India", explica el profesor en historia y cultura de la China moderna y contemporánea de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) Manel Ollé. "Los chinos no acostumbran a comunicar sus bajas".
Aksai Chin, el área disputada, la reclama China como aparte de Xinjiang y la India, como aparte de Ladakh. Es una zona situada a 4.200 metros, en el Himalaya y donde hace frío todo el año. Visto de esta manera, puede parecer difícil de entender por qué una zona tan remota tiene tanto interés entre dos países. ¿Entonces, pues, por qué hay conflicto?
La línea imaginaria que hay ahora surgió de la guerra fronteriza de 1962 que provocó desacuerdos territoriales. Pero la cosa viene todavía de más lejos. El Himalaya ha sido zona de conflicto desde 1800 entre Rusia, Gran Bretaña y China. Aksai Chin forma parte, además, de la región de Cachemira, zona disputada entre los dos países y el Pakistán.
"No interesa ni a unos ni a otros que el nacionalismo escale", detalla. "A China no le conviene con el contexto económico actual". El profesor recuerda que los dos países se necesitan económicamente aunque, al mismo tiempo, son dos enemigos estratégicos.
Por lo tanto, aunque las tensiones verbales han acabado con la muerte de soldados indios, "parece previsible que las dos partes intentarán que la cosa no vaya a más". De esta manera, Ollé recuerda que no ha habido más movimiento de tropas de lo que es habitual después del incidente.
Una solución diplomática
La muerte de los soldados indios ha hecho que hubiera algunas protestas en Bombay contra el gobierno chino. Con respecto a los dos gobiernos, los ministros de exteriores de ambos países han mantenido esta semana una conversación telefónica con la intención de salir de la crisis, la peor en 45 años, de manera "responsable" y sin que ninguna de las dos partes haga nada que pueda escalar la situación".
La intención, parece, sería garantizar "la paz y la tranquilidad", según expresaba en un comunicado el gobierno indio.