The New York Times dedica este domingo una potente portada a las víctimas mortales por coronavirus, que en los Estados Unidos ya son más de 100.000.

El diario ha decidido dedicar la página principal del domingo y tres páginas interiores a reproducir los nombres de un millar de víctimas, de estos cient millones. Han eliminado los habituales artículos e imágenes de la portada, por llenarla entera de la lista de nombres bajo el titular "Cerca de 100.000 muertos en EE.UU., una pérdida incalculable".

Simone Landon, redactora adjunta de la sección de gráficos del The New York Times, ha explicado que el proyecto también es una respuesta a "un poco de cansancio", ya que después de tantas semanas de emergencia cree que hay un cierto adormecimiento e incomprensión de la magnitud de los números.

"Las 1.000 personas aquí representan sólo el 1% del peaje", dice el artículo que acompaña de la lista. "Ninguno de ellos era simple número". "Imaginad una ciudad de 100.000 residentes que estaba aquí el día de Fin de Año, pero que ahora se ha borrado del mapa norteamericano".

Nombres y vidas

La lista combina los nombres de las víctimas con frases sobre su vida:

Angeline Michalopulos, de 92 años, "nunca tenía miedo de cantar ni bailar".

Lila Fenwick, de 87 años, fue "la primera mujer negra que se graduó en Derecho a Harvard".

Romi Cohn, de 91 años, "salvó a 56 familias judías de la Gestapo".

April Dunn, de 33 años, fue un "defensor de los derechos de discapacidad".

Patricia H. Thatcher, de 79 años, "cantó en el coro de su iglesia durante 42 años".

A Fred Grey, de 75 años, "le gustaba su tocino y los browns crujientes".

Harley E. Acker, de 79 años, "descubrió su verdadera vocación cuando empezó a conducir un autobús escolar".

Frank Gabrin, de 60 años, era un "médico de urgencias que murió en los brazos de su marido".

Skylar Herbert, de 5 años, fue "la víctima más joven de Michigan de la pandemia del coronavirus".

Philip Kahn, de 100 años, "veterano de la Segunda Guerra Mundial cuyo gemelo murió a la epidemia de gripe española hace un siglo".

William D. Greeke, de 55 años, "pensó que era importante conocer la historia de vida de una persona".