Al día siguiente de la Navidad de 1941, tres semanas después del bombardeo de Pearl Harbor por el ejército de Japón, el primer ministro británico, Winston Churchill, habló en una sesión conjunta del Congreso de los Estados Unidos. Ante los representantes (los diputados) y de los senadores, el premier británico —imperial, en realidad— previno a los estadounidenses de lo que les esperaba y los animó. El Reino Unido tenía la experiencia de dos años de guerra. Lo recuerda Gillian Brockell en The Washington Post a propósito de la intervención, este miércoles, de Volodímir Zelenski en el mismo escenario. Los medios norteamericanos han dado mucho relieve al discurso (en este enlace lo tienes entero). En su cobertura en directo, The New York Times explicaba que los legisladores escuchaban al presidente de Ucrania in rapt —embelesados, suspendidos—, y que en algunos momentos el silencio se espesó y casi podía tocarse. Zelenski ha presentado la invasión en un contexto histórico familiar para los estadounidenses: con un paralelismo con dos ataques a los EE.UU. desde el aire, como los que sufre Ucrania: Pearl Harbor y el 11-S. Ha recordado a Martin Luther King. También ha invocado la idea de que los EE.UU. tienen de sí mismos como "líderes del mundo libre" a la hora de recordar que, por eso mismo, tienen el deber moral de ayudar a defenderse a Ucrania y "a cualquier democracia asediada", pertenezca o no a la OTAN. Ha remachado el clavo con un clip de vídeo emocionante, al final del cual se ha visto a más de uno de los presentes secándose las lágrimas.
Eso es lo que se destaca con la presencia casi unánime en las portadas de la fotografía de Zelenski en dos momentos emotivos de su discurso: con la mano en el corazón o saludando a su ilustre audiencia. En los títulos es otra cosa porque, hacia el final del día, el Financial Times ha publicado la primicia de que Ucrania y Rusia avanzan en la redacción de un acuerdo de alto el fuego. De la negociación no hay fotografía, pero el hecho era mucho más destacable que la intervención de Zelenski, ,que sí tiene fotografía. Win-win: tienes un buen tema para hacer el título principal y una buena fotografía para ilustrarlo y no tienes que descartar nada. Encima, el presidente de los EE.UU., Joe Biden, ha prometido más 800 millones de dólares en equipamiento y armas para Ucrania y ha calificado de "criminal de guerra" al autócrata ruso Vladímir Vladímirovitx Putin. ¿Qué más quieres, Manolito? Días así, de portada fácil, ayudan.
Vale la pena destacar el reportaje que El Periódico presenta en portada. Las colas, con su dosis de angustia e inquietud, de refugiados y migrantes que acuden la comisaría de la policía española en La Verneda para pedir asilo. Colas porque sólo hay una ventanilla para acoger a esas personas. Qué pena, tanta imprevisión, en la primera o segunda experiencia del país que tienen.
Ya que estamos, también vale la pena remarcar dos pasajes del discurso de Churchill de 1941, que en total duró poco más de 16 minutos. Una: "He encontrado [en los EE.UU.] una fortaleza olímpica que, lejos de basarse en la complacencia, oculta apenas un propósito inflexible y es prueba de una confianza segura y bien fundamentada en el resultado final. En Gran Bretaña tuvimos la misma sensación en nuestros días más aciagos. Nosotros también estábamos seguros que al final todo iría bien (all will be well)". Dos: "Durante la mayor parte de los años veinte [del siglo XX], a los jóvenes de Gran Bretaña y América se les ha enseñado que la guerra era mala —y es cierto— y que no volvería nunca más —cosa que se ha demostrado falsa—". Pues eso.