Es conmovedora la fotografía que elige La Vanguardia para la portada. Por el contenido de la instantánea y por las alusiones al contexto que motiva. Porque es admirable el coraje y la audacia de estas mujeres valientes que se manifiestan en Kabul, virtudes que se ven muy bien representadas en el rostro desafiante de la joven —parece joven, vaya— que se enfrenta con una pancartita de cartón al miliciano talibán armado con un fusil ametrallador kaláshnikov. La imagen es dura y puede causar tristeza y rabia. Como la fotografía de Ara, que muestra el aula de una universidad de Kabul donde hombres y mujeres asisten a clase separados por una cortina. Pero la de La Vanguardia también es esperanzadora, porque dice muchas cosas que no se advierten a simple vista. Una es que las mujeres, algunas mujeres, de momento, no se han rendido y luchan por mantener el espacio público, poco o mucho, que han ganado estos años.

Otra, que dentro del Afganistán abandonado por ese ente histórico-político denominado Occidente hay un grupo que no tiene ningunas ganas de someterse a una dictadura que encabezan los sectores más fanáticos de los talibanes. Lo dicen con mucha claridad El Mundo y La Razón, mientras El País utiliza la expresión "núcleo duro de la milicia", un eufemismo pretencioso y rancio que gusta a los periodistas porque les hace parecer diplomáticos de la ONU, cargos del ministerio de Asuntos Exteriores o catedráticos de relaciones internacionales. En fin, es imposible no ver a unas heroínas en esa mujer de la fotografía y sus compañeras. Quizás los talibanes actuales no tendrán tan fácil como hace 20 años arrinconar a las mujeres. Ojalá.

Para acabar, compara las aperturas de las portadas de los diarios de Barcelona y los de Madrid, que este miércoles es un día para ver la diferencia de actitud y ademán entre unos y otros. Los de Madrid, un día más, van cargados de noticias polítiqueras manchadas de inquina y polarización, banderas sectarias levantadas con cara de mala leche. Los diarios de Barcelona abren con asuntos de más o menos carga social, cosas que nos pasan a la gente: El Punt Avui con el fin de las restricciones a derechos y libertades por causa de la pandemia; La Vanguardia con el riesgo de los homosexuales a causa de las bandas que los persiguen; las dudas del Govern sobre la ampliación del Prat (Ara, hoy el más político de todos), y las consecuencias del fin de las protecciones sociales levantadas a causa de la covid-19 entre la ciudadanía más vulnerable, que es el tema de El Periódico. Parecen diarios de países diferentes, eh. Es un decir.

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