La rebelión de Donald Trump contra su condena por el jurado de un tribunal de Nueva York, abre casi todas las portadas o va como tema bastante destacado. Es normal. Trump reaccionó el viernes después de ser condenado por 34 cargos en el caso ligado al pago a la actriz porno Stormy Daniels. "Vivimos en un estado fascista", dijo el expresidente en un discurso en tono de víctima y cargado de invectivas contra Joe Biden, actual presidente de los Estados Unidos. Sus lugartenientes han declarado que el país "está en quiebra" y los aliados pintan una nación consumida por la rabia y el afán de venganza. Ahora intentarán convertir su condena en un tema de campaña y no en un error del personaje. Trump, que considera ilegítimo el veredicto, lo recurrirá. No todo son desgracias para él, sin embargo. Su base se ha movilizado: la condición de delincuente de Trump ha dejado el trumpismo más motivado que nunca. En menos de 24 horas, su campaña presidencial ha ingresado cerca de 35 millones de dólares en aportaciones de gente para cubrir los gastos legales.

Es muy complicado resumir todo esto en un título de portada. Los diarios han hecho lo que es típico: escoger alguno de esos argumentos y echar el anzuelo al lector para que lea el resto. El Periódico, El Mundo, La Razón y Ara lo explican por el lado de la campaña electoral. El País y El Punt Avui se hacen eco de las declaraciones iracundas de Trump. ABC lo declara "de espaldas a la justicia", que es un poco la misma línea de La Vanguardia cuando titula que Trump se rebela. Un aspecto notable de todo este alboroto|revuelo no se remarca mucho en los diarios de Madrid y Barcelona: el hecho de que, por primera vez, Trump sale condenado de un tribunal. No le han servido de nada sus estratagemas de retrasar los procedimientos, y asediar y atacar sin tregua a sus acusadores, sus abogados y testigos, a los jueces y fiscales, etcétera.

Este juicio no es solo una cuestión administrativa, económica o legal. Es un juicio también político. En 2019, el legislativo ya intentó destituirlo por el procedimiento de impeachment. Se le acusaba de presionar a Ucrania para que desenterrara información comprometedora sobre un hijo de Joe Biden. A principios de 2021 volvió a pasar por un nuevo impeachment por su papel al provocar a la turba que asaltó el Capitolio el 6 de enero de ese año. El Senado, con mayoría republicana —el partido de Trump— lo absolvió en ambos casos. Lo que queda claro ahora es que Trump, que tenía el sobrenombre de Teflon Trump porque nunca le pasaba nada y siempre salía de todas, ya ha perdido su aura de invencibilidad y los estadounidenses saben que quien la hace, la paga, aunque sea el expresidente del país.

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