Portugal ha decidido hacer un nuevo confinamiento general durante un mes, similar al primero, a causa del incremento de los casos de coronavirus en el país, pero no suspenderá las elecciones presidenciales previstas para la próxima semana, el 24 de enero. Es la decisión contraria a la que se puede adoptar en Catalunya, si el viernes el Govern y los partidos catalanes deciden aplazar las elecciones del 14 de febrero, cuando al mismo tiempo no se ha tomado ninguna medida similar a un nuevo confinamiento.
En Portugal el aplazamiento de las elecciones también estuvo encima de la mesa, pero esta decisión obligaba a un cambio constitucional que no se podía llevar a cabo mientras esté vigente el estado de emergencia. Para este día, el gobierno portugués hará un paréntesis al confinamiento y permitirá la libertad de movimientos para el ejercicio del derecho de voto. Además, se ha previsto que los colegios electorales se desplazarán a las residencias de personas mayores para recoger el voto de los residentes, sin que tengan que desplazarse exponiéndose a un mayor riesgo de contagio.
Otra medida es que se han creado secciones electorales más pequeñas, de 1.000 personas en vez de 1.500, en un intento de disminuir las colas en los puntos de votación, y también se podrá ejercer el derecho al sufragio el próximo domingo. En paralelo se ha detectado un incremento del voto por correo, que llega a los 112.000 votantes. Las encuestas detectan un incremento significativo de la abstención.
El cierre portugués, que afectará a comercios no esenciales, cafés y restaurantes, empezará esta semana. A diferencia del primer confinamiento, las escuelas quedarán abiertas para los menores de 12 años.
El país ha registrado un nuevo récord de 10.556 casos de Covid en 24 horas, en un país que tiene 10 millones de habitantes, con 156 muertes en una sola jornada. Y se mantendrá así durante días.
Las previsiones de los expertos auguran que en próximas semanas se llegará a picos de hasta 14.000 infecciones diarias y las cifras de muertes seguirán por encima del centenar.
El gobierno portugués se ha comprometido a pagar en torno al 10% de las facturas de luz de las familias de país, hasta que finalice el nuevo confinamiento. La medida extraordinaria tendrá efecto retroactivo desde el 1 de enero y se espera que cueste entre 20 y 25 millones de euros mensuales. La financiación del 10% de la factura eléctrica tendría que beneficiar a cerca de seis millones de consumidores domésticos. También cubrirá a las más de 700.000 familias que ya tienen derecho a un descuento del orden del 33% porque disponen de la tarifa social.
El número de hospitalizaciones en Portugal supera las 4.000 en todo el país y la ministra de Salud, Marta Temido, ha advertido que el sistema se está saturando.