Elecciones inéditas en Francia. La incertidumbre, el descontento y el miedo, son algunos de los sentimientos que estos días reinan en la vida de los franceses. Con cuatro candidatos prácticamente pisándose los talones, un alto número de ciudadanos todavía indecisos y un atentado reciente que ha hecho renacer los miedos al terrorismo; todos los pronósticos parecen si no imposibles, sí difíciles.
Este domingo, los franceses están llamados a las urnas para decidir al próximo presidente de la República en las que probablemente son las elecciones más polarizadas de la historia. Cuatro, de los 11 candidatos que se presentan, están tocándose los talones y, más que previsiblemente, ninguno de ellos conseguirá los votos suficiente para adjudicarse el Elíseo, hecho que obligará a una segunda vuelta entre los dos más votados, el próximo 7 de mayo. Además, por primera vez en la historia, los dos grandes partidos tradicionales franceses, republicanos y socialistas, se podrían quedar fuera de la carrera electoral ya este domingo.
Hoy por hoy, el socioliberal Emmanuel Macron, la ultraderechista Marine Le Pen, el conservador François Fillon y el de la izquierda Jean-Luc Mélenchon parten con opciones de clasificarse para la segunda vuelta, después de que la diferencia entre todos ellos fuera adelgazando cada vez más a medida que avanzaba la campaña electoral.
Pero nada parece claro ante la incertidumbre y el dilema a los que se enfrentan muchos votantes franceses, cansados de la política y a quien no les gusta ninguno de los candidatos. De hecho, uno de cada cuatro electores todavía no habría decidido su voto y parece que la abstención podría ser muy alta. En este 25% de los franceses estaría la clave de los comicios, si la abstención es más de derechas o más de izquierdas, los candidatos a la segunda vuelta podrían ser bien diferentes.
A la dificultad para prever qué votarán los franceses, además, se tiene que sumar el impacto que podría tener el último atentado en París que dejó a un policía muerto y tres heridos más. Un efecto difícil de prever debido al hecho que ya no está permitido publicar sondeos.
¿Qué dicen las encuestas?
Las últimas encuestas publicadas la semana pasada, daban como ganador Emmanuel Macron exministro de Economía de Hollande, y ahora al frente de la plataforma que él mismo fundó 'En Marché!' que obtendría un 24% de los votos. Rozándole los talones, sin embargo, tendría la líder de la extrema derecha y candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen, con un 22% de los votos. Si finalmente estos fueran los resultados, los dos pasarían a la segunda vuelta, donde las encuestas prevén una victoria de Macron, como respuesta de rechazo a la ultraderecha, pero no está claro que acabe así.
El desenlace, pues, podría ser bien diferente. A estas alturas, ya nadie pone la mano al fuego para las encuestas, después de los errores de pronóstico en el referéndum del Brexit y en las elecciones americanas donde ganó Donald Trump. Además, Macron y Le Pen tienen dos candidatos a tocar. La diferencia entre los cuatro principales candidatos se ha ido acortando de manera significativa en un mes, pasando de los 10 puntos que separaban a finales de marzo a la ultraderechista Le Pen del candidato de la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon, en los poco menos de 5 que hay ahora.
El candidato de los Republicanos, François Fillon, tendría en los últimos sondeos un 20% de los votos. A pesar de partir como favorito después de las primarias del partido, el candidato ha visto cómo muchos ciudadanos lo abandonaban a medida que crecía el escándalo de los sueldos ficticios de su mujer y sus hijos. Sin embargo, si hay una fuerte abstención de los votantes de izquierdas, o una movilización del votante más conservador partidario de aumentar la seguridad y poner más barreras a la inmigración, sobre todo después del último atentado, podría ser que los candidatos a la segunda vuelta sean Fillon y Le Pen.
Por último, y con un 19% de intención de voto, estaría el candidato revelación de estas elecciones, el candidato de 'La Francia Insumisa', Jean-Luc Mélenchon. Al inicio de la carrera electoral, nadie le auguraba posibilidades de pasar la primera vuelta, pero su discurso de izquierdas y muy crítico con Hollande, ha ido recogiendo apoyo entre los descontentos. Las encuestas daban a Melenchón sólo un 11% el pasado 1 de marzo, mientras que ahora le dan un 19%.
La derrota socialista
A todo esto, está la derrota del Partido Socialista, quien gobierna el país desde 2012, y que se ha visto muy perjudicado por la crisis económica, las políticas de recortes, los últimos atentados terroristas, y el gran descrédito que ha sufrido el presidente François Hollande. El presidente deja el poder con la cuota de popularidad más baja de la historia, cerca del 13%.
A pesar del cambio de candidato, después de que Hollande renunciara a la reelección en una acción inédita en Francia, el candidato Benoïte Hamon no ha conseguido recuperar la confianza de los electores en su partido. Hamon previsiblemente se llevará el voto de castigo, a pesar de haber dejado al ejecutivo el año 2014 por desavenencias con el presidente. Además, el candidato no tiene ni todo el apoyo de su partido, ya que destacados dirigentes socialistas, como el exprimer ministro Manuel Valls, no le dan apoyo.
Tampoco le ayuda el último atentado terrorista, que aumenta la sensación de inseguridad de los franceses, ni el perfil del atacante, que ya había sido fichado por la justicia y que fue puesto en libertad en febrero. Todo eso, refuerza la idea de que la seguridad francesa, liderada por el gobierno socialista, es demasiado blanda y los electores podrían escoger opciones más conservadoras.
A los socialistas, como ya les pasó en el 2002, más que probablemente no pasarán a la segunda vuelta de las elecciones, cuando se vieron superados por el Frente Nacional, entonces dirigido por Jean-Marie Le Pen, padre de la actual líder. En aquella ocasión, el voto contra la ultraderecha en segunda vuelta dejó Le Pen con sólo un 16% de los votos, delante del 82% de Jacques Chirac. Muchos, desean que el escenario contra el Frente Nacional se repita el próximo 7 de mayo.
Europa cruza los dedos
En todo este escenario convulso está la Unión Europea, que espera los resultados de las elecciones francesas aguantando la respiración, una vez más, y ya son muchas. Después del Brexit, la UE miró asustada hacia Holanda, donde el candidato de la extrema derecha, Geer Wilders, amenazaba con ganar las elecciones. Finalmente, pinchó y aligeró un poco más Europa. Aunque no mucho más, porque Holanda sólo era el termómetro. Francia es la batalla importante y la que marcará claramente el futuro de la Unión Europea. Un Frèxit acabaría mucho probablemente con el proyecto comunitario.
Quien da más miedo al Elíseo es Marine Le Pen, que además de ser de extrema derecha promete renegociar la permanencia en la UE y que se mira al espejo con sus vecinos británicos por su salida de las instituciones de Bruselas. Melenchón, sin embargo, también quiere renegociar la relación de Francia con Europa. Francia, que siempre ha sido una espejo de lo que pasa en Europa, podría certificar en las urnas este domingo la grave crisis que vive Europa.
Marine Le Pen al Elíseo sería una hecatombe para el proyecto europeo, pero además, podría ser un nuevo termómetro de lo que pueda pasar en otros países en los próximos meses. Alemania, por ejemplo, celebra elecciones el próximo mes de septiembre. Aunque en esta ocasión nada haría parecer que Alternativa por Alemania pueda tomar el protagonismo a Angela Merkel ni a Martin Schulz, unos buenos datos de la ultraderecha alemana harían temer que lo peor todavía está para llegar a la UE.