El coronavirus siempre se acaba abriendo paso. Las autoridades norcoreanas han detectado el primer caso de covid-19 en Corea del Norte, dos años después del inicio de la pandemia. Se ha declarado "la emergencia máxima" porque la situación es preocupante, tanto por el hecho de que ómicron ha demostrado ser lo bastante contagiosa y por la inexistente tasa de vacunación en el país. Es decir, ni se ha administrado ninguna vacuna ni existe un plan de inoculación. La agencia de noticias norcoreana KCNA ha informado de una "brecha" en el sistema de prevención epidémico, que el país "ha defendido con firmeza durante dos años y tres meses desde febrero del 2020". De hecho, ante la preocupación que genera un posible brote de covid, el ejército norcoreano ha respondido con un aparente gesto de fuerza: tres misiles hacia el mar de Japón, calificados de balísticos y de corto alcance. Es la tercera prueba de este tipo en la última semana y a decimosexta en el 2022.
El pasado 8 de mayo se tomaron muestras a personas con fiebre que pertenecían a "una organización en la capital", mientras que este jueves las autoridades han detectado que las muestras coinciden con la variante ómicron BA.2 (o sigilosa). Es decir, la cepa que se ha extendido por todo el planeta desde finales del 2021. Más allá de esta información, los medios norcoreanos no han ofrecido más detalles concretos ni han mencionado posibles rutas de contagio. Hasta ahora, el régimen autoritario de Kim Jong-un no había confirmado ningún positivo de covid-19.
La capital, confinada
Pero la administración norcoreana se ha visto obligada a admitir los primeros casos de coronavirus, después de que medios especializados como el norteamericano NK News hayan afirmado que el pasado 10 de mayo se decretó repentinamente un confinamiento en Pyongyang (la capital). Ante esto, el Ministerio de Unificación de Corea del Sur ha explicado a Efe que su postura implica cooperar "a escala humanitaria en todo momento" en materia sanitaria con el norte y sus residentes. Por su parte, el politburó del Partido de los Trabajadores norcoreano ha celebrado este jueves una reunión presidida por el líder, Kim Jong-Un, para activar un "sistema de prevención epidémica de emergencia máxima". Kim, con mascarilla, ha instado "todas las ciudades y condados del país a confinar completamente sus áreas" para evitar nuevos contagios. Además, ha subrayado la necesidad de que el sistema sanitario realice tests intensivos y refuerce la observación, los tratamientos médicos y la desinfección, motivo por el cual se movilizarán suministros sanitarios "reservados hasta ahora para una situación de emergencia".
Corea del Norte mantiene desde el 2020 un sistema muy estricto que incluye impedir que nadie entre en el país, reforzar vallas fronterizas, disparar contra todo el mundo que se acerque a la línea divisoria y desinfectar las importaciones que obtiene de China. Los trenes de mercancías que circulan entre China y Corea del Norte ya quedaron detenidos durante buena parte del 2020 y del 2021 por orden de Pyongyang, y ahora han vuelto a quedar en suspenso por miedo al incremento de casos en el gigante asiático. En medio de todo eso, el régimen reportó un caso de covid en julio del 2020 en un "desertor reanimado", pero finalmente comunicó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que los resultados del test "no eran concluyentes".
Sin vacunas
La situación es preocupante porque es el único país del mundo que no ha reportado ninguna vacunación a la OMS, junto con Eritrea. El régimen autoritario se ha negado a aceptar dos envíos de vacunas fabricadas por AstraZeneca y Sinovac mediante el mecanismo COVAX, aparentemente por la negativa al hecho de que personal extranjero entre en el país para ayudar a preparar a las cadenas de frío necesarias para distribuir y almacenar vacunas. Estas preparaciones son un requisito que imponía COVAX para entregar casi cinco millones de dosis, que Pyongyang acabó rechazando. Algunos expertos también señalan que Corea del Norte rechazó las vacunas para no depender de ningún actor externo, ya que el país hace de la autosuficiencia su máxima. También, que la vacuna que trata de desarrollar proceda o bien "de ingeniería inversa" practicada sobre muestras obtenidas de China y Rusia o de información recogida en ataques informáticos sobre laboratorios. En cualquier caso, la falta de inmunización y los estrictos controles que pueda activar el régimen preocupan por los efectos que puedan tener sobre la población norcoreana a escala sanitaria, psicológica, económica y alimentaria.
El politburó ha dicho que se tendrían que minimizar "las inconveniencias y el sufrimiento que la gente sufriría bajo una situación de cierre contundente", pero el mensaje plantea dudas ante la capacidad de contagio de ómicron y el coste que tendría una estrategia como la "covid cero" china en un país sin recursos logísticos. Hay que recordar que Corea del Norte acaba de abrir su principal ventana anual de siembra de arroz y que ha admitido pasar penurias alimentarias durante la pandemia ligadas al cierre fronterizo, las sequías y los tifones. A la vez, la escasez de unidades de cuidados intensivos o equipamiento médico y una capacidad de testeo también escasa (hasta marzo se han testado solo 64.000 personas, un 0,5% de la población) podrían provocar una catástrofe sanitaria si el virus avanza sin freno.