El primer ministro sueco, Ulf Kristersson, ha dicho este domingo que su país no está en guerra, pero tampoco en paz, en un discurso en el que ha remarcado la importancia de reforzar la seguridad ante los "ataques híbridos" y otras amenazas, en un contexto de incertidumbre global. La invasión rusa de Ucrania en 2022 supuso un cambio en la política de neutralidad de Suecia. La guerra hizo que el país, junto con Finlandia, solicitara formalmente su adhesión a la OTAN en mayo de 2022, lo que marcó el fin de más de dos siglos de neutralidad militar. El 7 de marzo del 2025 se cumplirá un año del ingreso oficial de Suecia a la alianza atlántica.
"No estamos en guerra, pero tampoco hay paz. La paz verdadera requiere libertad y la ausencia de conflictos serios entre países. Pero nosotros y nuestros vecinos estamos expuestos a ataques híbridos, llevados a cabo no con robots y soldados, sino con ordenadores, dinero, desinformación y el riesgo de sabotaje", ha asegurado en una intervención pública sobre defensa en Sälen, al oeste de Suecia.
Particularmente, Kristersson habló de Rusia y Bielorrusia, que "instrumentalizan a migrantes" contra Finlandia y Polonia, así como de la presunta injerencia rusa en Moldavia, Georgia y Rumanía. Al mismo tiempo, se ha referido a los incidentes sucedidos en el mar Báltico, donde varias infraestructuras submarinas han resultado dañadas últimamente por causas desconocidas. También ha recordado que las autoridades finlandesas están investigando por ello al carguero Eagle S. "Ninguno de nosotros lanza acusaciones frívolamente. Pero todos lo tomamos en serio", ha manifestado.
Sin acusar a nadie
El primer ministro sueco ha destacado que su país no acusa a nadie de sabotaje sin tener "motivos muy sólidos" para ello, pero que tampoco es "ingenua" y que la situación conduce a no descartar una "intención hostil" detrás de estos sucesos. "No es muy posible que un barco sea capaz de arrastrar su ancla a lo largo de cien kilómetros sin percatarse de que podía provocar daños", ha comentado en referencia al Eagle S., del que se sospecha que pudo haber dañado un cable eléctrico submarino entre Finlandia y Estonia.
"La cuestión importante que queda sin responder es por qué ocurrió. ¿Fue intencionado, y, de ser así, quién hay detrás? En cualquier caso, Suecia y sus vecinos no tolerarán que esto continúe", ha subrayado. El dirigente del país escandinavo ha recalcado que no se puede excluir la necesidad de "ampliar la defensa sueca" superando la inversión actual del 2,4% del PIB. "Es cuestión de prioridades. Podemos permitirnos defender nuestra libertad, pero no podemos permitirnos perder nuestra libertad", ha enfatizado.