Ni diez días de paz. La calma en el gobierno de Rishi Sunak ha sido un espejismo y uno de los miembros de su gabinete ya ha protagonizado la primera polémica después de que el nuevo primer ministro llegara a Downing Street el 24 de octubre. Estamos hablando de Suella Braverman, a quien los británicos ya han bautizado como Cruella Braverman, en referencia al antagonista de 101 Dálmatas por sus comentarios sobre los inmigrantes en el Reino Unido. Concretamente, la ministra del Interior ha hecho un llamamiento a detener la "invasión" de personas venidas de fuera de las fronteras británicas, asegurando que está buscando las vías para conseguirlo. Estas palabras de Braverman se enmarcan después de que un centro de acogida fuera atacado y el responsable de la acción se suicidara. Con todo, no ha habido víctimas mortales, solo dos personas que estaban en el centro han sufrido heridas leves.
Las palabras de la polémica ministra han encendido a la oposición, que está pendiente de cualquier paso en falso del gobierno Sunak para pedir que los británicos vuelvan a votar, ya que las encuestas durante el mandato de Truss daban a los laboristas una victoria histórica y el SNP, los independentistas escoceses, como principal partido de la oposición por delante de los conservadores. Así, los laboristas encabezados por Keir Starmer, han denunciado que en este centro atacado habitan unas 4.000 migrantes en condiciones infrahumanas, ya que está diseñado para acoger solo a 1.600 personas. Además, se han detectado diferentes brotes de enfermedades.
Despedida por Liz Truss
Las críticas a Braverman no solo se han limitado a los diputados del partido laborista, sino que también ha habido miembros del mismo partido conservador que han censurado sus palabras. Una diputada tory ha denunciado que la ministra no proporciona alojamiento suficiente a los inmigrantes y la acusa de convertir este tipo de centros en campos de refugiados. Todo tiene lugar en un contexto complicado para los migrantes que llegan al Reino Unido, ya que durante la época de Boris Johnson se decidió que serían deportados a Ruanda todos los solicitantes de asilo que lleguen a su territorio, y que sea el país africano quien se encargue de procesar sus peticiones.
Esta, sin embargo, no es la primera polémica de Braverman. De hecho, que Sunak la recuperara como ministra ya levantó polvareda porque, tan solo unas semanas antes, la efímera Liz Truss la había forzado a dimitir como ministra del Interior. ¿Por qué? Pues en medio de una crisis sin de credibilidad, casi sin precedentes para el gobierno británico, envió un documento oficial a través de su correo electrónico, hecho que infringía de manera clara las normas ministeriales. Además, en él se podía leer información considerada muy sensible, ya que era un borrador de una declaración sobre migración, que ahora le ha supuesto una nueva metida de pata. Con todo, no parece que este lío tenga que tener las mismas repercusiones que el anterior.
Un exministro conservador, concursante de un 'reality'
Aunque esta crisis afecta al gabinete de Sunak, los conservadores ya habían protagonizado otro escándalo en estos primeros diez días de mandato, que no parece que tenga que ser en ningún caso una balsa de aceite para quien es el primer ministro más joven del Reino Unido, el más rico y el primero que profesa una religión no cristiana. En este caso, el ahora diputado, pero durante buena parte de la pandemia ministro de Sanidad británico, Matt Hancock, ha sido suspendido como diputado tory por formar parte de un reality en el que personajes famosos tienen que sobrevivir en una jungla.