Unas protecciones de madera en el exterior de algunos comercios y unas vallas complementarias en el parque que hay delante de la Casa Blanca avanzan un dispositivo de seguridad que será especial. El helicóptero que sobrevuela Washington D.C. no sirve como indicador, porque suena casi cada día. Pero las amenazas de Trump de no aceptar el resultado electoral tensan todavía más la división de unos Estados Unidos que llegan a las elecciones con las encuestas prácticamente empatadas en los estados clave y en general. El país escoge entre tener la primera mujer presidenta, Kamala Harris, o al primer presidente convicto, Donald Trump, de la historia del país.

El expresidente y candidato republicano, a quienes le encanta el protagonismo, lo tendrá tanto si gana como si pierde. Si gana, por la anunciada venganza contra los que según él hicieron trampas a las elecciones de 2020 (los demócratas), a los que dice que llevará a prisión, por la todavía más agresiva política migratoria a la frontera y por las imprevisibles políticas internacionales y nacionales que puede lleva a término.

Y si pierde, porque ya hace días que remueve el fantasma del fraude electoral poniendo en sospecha el voto anticipado y movilizando a los voluntarios para vigilar las urnas. "Harris solo puede ganar con trampas", dijo a su último mitin, abonando el terreno para una nueva conspiración contra el seguro y transparente sistema electoral norteamericano.

El presidente del Congreso, Mike Johnson, aseguró tener uno "pequeño secreto" que todo apunta que podría ser una estrategia del legislativo para garantizar que Trump esté en la Casa Blanca aunque pierda.

De trasfondo, el miedo a una posible condena de prisión en algunos de los cuatro procesos judiciales que tiene abiertos, protegido por una inmunidad provisional que le otorgó el Supremo, y que tendría más herramientas para frenar desde la Casa Blanca. De uno de los crímenes, el de haber pagado con facturas falsas a una actriz porno para no dar información, ya ha salido convicto, pero la inmunidad por ahora lo protege.

La campaña electoral ha estado marcada por la agresividad verbal y la desinformación de Trump, que ha puesto el punto de mira sobre los periodistas o sobre la republicana en la campaña de Harris Liz Cheney, a los que ha relacionado de manera peligrosa con posibles ataques de arma de fuego sobre ellos.

El mártir de Butler

Hasta el momento, en cualquier caso, el único que ha recibido un tiro en campaña ha sido él, en Butler, en una imagen con la oreja sangrante y gritando "lucha" varias veces que lo elevó como mártir y héroe hasta que la irrupción de Harris después de la retirada de Biden acaparó mayor atención. El mensaje y tono de la demócrata han hecho recuperar la esperanza a los demócratas y han conectado con las minorías, que tienen que ser claves para decidir la victoria.

Por eso, el momento más importante de las últimas semanas de elecciones ni siquiera ha tenido como protagonista directo a Donald Trump. A pesar de que lleva toda la campaña acusando de criminales a la mayoría de inmigrantes que cruzan la frontera, un comentario del cómico que le hacía de telonero, Tony Hinchcliffe, diciendo que Puerto Rico era "una isla de basura" revolucionó la carrera a la presidencia.

La comunidad latina tendrá las claves en 'swing states' como Arizona o Pensilvania, y no le gustó nada este comentario. Mientras los hombres latinos estaban sumándose cada vez más a Trump por el desgaste sufrido por la inflación y por los valores conservadores del republicano, un cambio de tendencia en esta comunidad podría decantar la balanza hacia Harris, que ya tiene ganadas a las mujeres de esta misma comunidad y también a la comunidad negra, especialmente a la femenina.

Las últimas encuestas dan ligera ventaja a Harris en Michigan y Wisconsin y un poco superior para Trump en Arizona y Carolina del Norte. Georgia y Pensilvania estarían técnicamente empatadas y todos los ojos miran hacia la segunda como la región que decida quién ocupará la Casa Blanca.

Durante la disputada recta final de la campaña, ha reaparecido también el fantasma de la injerencia rusa, después de que un tuitero asegurara que había cobrado de Rusia por publicar un vídeo falso.

La desinformación de Trump, con mensajes falsos sobre los fondos de la agencia de emergencias o sobre inmigrantes haitianos que comen mascotas, entre muchas otras, ha ensuciado una campaña. Ha recibido el apoyo indispensable de Elon Musk, capaz de tener mucha más visibilidad él solo que la brigada de celebridades que han dado apoyo a Harris, como Beyoncé, Bad Bunny o Cardi B.