La guerra de Rusia en Ucrania ha comportado muchos problemas para la sociedad rusa. También para el presidente ruso, Vladímir Putin, que ha evitado comparecer para dar los malos resultados de los combates o las posiciones perdidas en Ucrania. El país también ha sido golpeado por las sanciones internacionales y las posiciones enfrentadas entre 'dos mundos'. Estos, sin embargo, no son los únicos problemas a los cuales se enfrenta Rusia. Los rusos hace mucho tiempo que están preocupados por otra cuestión y es justo la desaparición de los pueblos que definieron la vida rusa durante la mayor parte de la historia. Ahora se enfrentan a una nueva amenaza: la desaparición de las ciudades pequeñas y medianas que han desarrollado un papel vital en la creación de los rusos modernos. Así lo definía el gobernador de la provincia de Ivánovo, Stanislav Voskresensky.
En este sentido, Voskresensky dice que las ciudades pequeñas de Rusia que ayudaron a adquirir hábitos de adaptación a la vida que las megalópolis no podían dar. Y eso hace que el movimiento sea de las aldeas a las grandes ciudades. Un hecho que provoca que las ciudades medianas o pequeñas se queden vacías. Durante la mayor parte de la historia rusa, las ciudades más pequeñas del país, eran ciudades importantes. Ahora, sin embargo, destaca el gobernador, a la gente las está dejando en masa y los pueblos no pueden compensar la pérdida, sino que contribuyen a ella los diferentes ciudadanos escogen entre Moscú y San Petersburgo, en vez de optar por las ciudades regionales que tienen más cerca.
Él mismo intenta resaltar el valor de estas ciudades. Son especiales porque tienen las ventajas de una vida urbana culta, sin la dependencia total de la tecnosfera. Por lo tanto, ayudaron en su día a promover y mantener el carácter nacional ruso y los valores de la ciudadanía. Voskresensky admite, a pesar de todo, que en las ciudades pequeñas hay más conservadurismo. Con esta fuga en las ciudades grandes, las ciudades pequeñas rusas están muriendo. "No sorprende que con el colapso del sistema soviético, muchas fábricas se hayan negado a dar apoyo a la infraestructura que crearon y hayan transferido esta responsabilidad al estado" y que el estado que enfrenta cada vez más desafíos no haya tomado el relevo, destaca el mismo gobernador en el portal Window to Eurasia.
De esta manera, constata que, como resultado, la vida en las ciudades pequeñas es mucho más difícil ahora de lo que hace un siglo. El problema que resalta Voskresensky es que los jóvenes no ven perspectivas en estas ciudades y deciden marcharse. Y evidentemente, no lo hacen en las ciudades regionales, sino que su objetivo es llegar a Moscú y San Petersburgo.
¿Qué tendría que pasar para 'salvar' las ciudades rusas?
Rusia es un país de dimensiones descomunales. Por lo tanto, no es comparable a las ciudades europeas. Rusia tiene 17,1 millones de kilómetros cuadrados. Sus ciudades pequeñas o medias acostumbran a estar lejos de las capitales. Si se quiere salvar el país, las ciudades más pequeñas hace falta que reorienten los recursos a través de cambios en política fiscal y promocionando que la gente quiera vivir en ellas.
Voskresenski tiene la clave. "Las ciudades pequeñas podrían convertirse en centros de atracción para aquellos compatriotas que vuelven al país" y servir para integrarlos a los valores tradicionales de la vida rusa. Así, destaca en el mismo portal que todo el mundo se tiene que dar cuenta de que la buena vida no se acaba en la carretera de circunvalación de Moscú. De momento, el camino parece más bien largo, porque el foco de atención en Rusia no está puesto al salvar las ciudades o mejorar las comunicaciones y la infraestructura de estas ciudades.
¿La construcción de nuevas ciudades?
Antes de empezar la guerra en Ucrania, había una idea muy arraigada de construir nuevas ciudades. De hecho, esa era la fijación del ministro de Defensa, Serguéi Shoigú. La intención era construirlas en Siberia y también a lo largo de los corredores de transporte y grupos industriales, tal y como destacaba el portal iddle. La idea ha ido ganando fuerza con el paso del tiempo, aunque el apoyo del gobierno era ya entonces bastante tímido. Ahora, en pleno conflicto con Ucrania, la idea parece haberse perdido totalmente.
Los esfuerzos por apostar e invertir en las ciudades existentes son lentos. Según datos recientes de Rosstat, más del 74% de su población vive en pueblos o ciudades. 73 millones de personas, aproximadamente la mitad de la población, viven en cuarenta grandes aglomeraciones urbanas. Y se espera, tal y como señalaba el gobernador, que las cifras sigan aumentando. Algo que genera aún más inquietud y preocupación por el futuro de las ciudades.
Sin embargo, habrá que ver si el aislamiento derivado de la guerra de Ucrania, se traduce en mirarse más y potenciar la industria del país, precisamente distribuida y ubicada en estas ciudades medias