Tiempos convulsos para la democracia europea. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, se enfrenta el lunes a dos mociones de censura presentadas por los dos extremos de la oposición, la coalición de izquierdas Nupes y los ultraderechistas de Reagrupación Nacional. Aunque no tengan muchas posibilidades de conseguir los votos necesarios para hacer cesar a la primera ministra, Élisabeth Borne, los partidos le quieren dar un toque de atención por haber aprobado la primera parte de los presupuestos del año que viene a golpe de decreto, sin pasarlos por una votación parlamentaria. Macron, que perdió la mayoría absoluta en los últimos comicios legislativos, busca apoyos en la derecha tradicional.
Represalia de la oposición por los presupuestos
Después de que la primera ministra Borne accediera a aprobar la primera parte del proyecto ley de las cuentas para el 2023 sin el visto bueno de la Asamblea Nacional, donde Macron gobierna en minoría, la coalición de la izquierda alternativa liderada por Jean-Luc Mélenchon interpuso una moción de censura, seguida de una por parte de los ultras de Marine Le Pen. Como los dos grupos se sitúan en las antípodas ideológicas, no se espera que voten a favor de las mociones del otro. La continuidad de Borne también está prácticamente asegurada gracias al acercamiento de Macron a la derecha, que ya ha adelantado que no votará a favor de hacer caer el gobierno. El debate de las propuestas tendrá lugar este lunes en un contexto caldeado. En la calle, crecen las huelgas y manifestaciones populares a favor de la subida salarial y contra la creciente desigualdad y el deterioro del poder adquisitivo.
Macron busca el apoyo de la derecha
Las mociones de censura en el país galo necesitan una mayoría absoluta con el fin de ser adoptados, el que es lo mismo, el voto de al menos 289 diputados, hecho que limita las probabilidades de hacer caer el gobierno este lunes (RN tiene 89 y Nupes 150). Pero, en caso de prosperar, la moción provocaría directamente la dimisión de la primera ministra. Acorralado y sin mayoría parlamentaria, Macron busca apoyos para poder acabar la legislatura y parece que se plantea un giro a la derecha. Este domingo, 53 diputados de los Republicanos, el partido de la derecha tradicional, han confirmado en una carta en la prensa que no votarán las mociones de censura contra el Gobierno, pero le pedirán al presidente que "aprenda a escuchar las propuestas de la derecha". "Porque respetamos el voto de los franceses del 19 de junio (fecha de las elecciones), y porque la nueva Asamblea tan solo ha estado en marcha ocho semanas, no presentaremos ni a votar esta censura", subrayan en la misiva 53 de los 62 parlamentarios conservadores. Los conservadores consideran que añadir una crisis política e institucional a la crisis económica y energética de los últimos meses, "con una inflación que reactiva la crisis social", sería irresponsable.