Rusia tendría que apostar por una política exterior que desestabilice los Estados occidentales e influya la población a favor de Moscú. Esta es la tesis que el decano de la facultad de Gobierno y Política del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú (MGIMO), Henry Sardaryan, ha expuesto en la televisión pública. En una tertulia con otros propagandistas del régimen de Vladímir Putin, el decano del MGIMO considera que una manera de contrarrestar a los rusos financiados por otros países que, según su opinión, tienen la intención de "derrocar el gobierno ruso" es incidir en la política de otros países para aproximar sus instituciones en el Kremlin: "En el 2023, habrá elecciones en 12 países europeos [...] ¿Entendemos bien quién nos interesa, a quién promocionaremos? ¿Quién representará nuestros intereses?", pregunta Sardaryan.
"Influir en los asuntos internos" de toda Europa
En la tertulia, el propagandista considera que Rusia tiene que aprovechar las crisis en Europa para parecer la alternativa favorable. En este sentido, considera que "Alemania es un claro ejemplo" de país en el cual "el mismo número de personas que no aprueban el gobierno creen que se tienen que endurecer las sanciones contra Rusia". Es por eso que hay que hacerles entender que "el estándar de vida es malo y todavía habrá menos seguridad a consecuencia de las medidas contra Rusia", y no al revés. Sardaryan lamenta que la falta de apoyo a Moscú en este país, "es porque allí no oyen nuestra voz y porque no tenemos formaciones políticas en las cuales apoyarnos". "Si tenemos nuestros propios intereses, que requieren que influyamos en las políticas internas de otros países, entonces lo tenemos que hacer-- a cualquier precio. [...] Por eso nuestra política exterior tendría que ser agresiva", insiste el académico.
"Reconstruir este mundo"
Otro propagandista, el exespía y profesor del MGIMO Andrei Bezrukov, se suma a la propuesta de Sardaryan y pide en la misma tertulia "políticas proactivas, no necesariamente puramente informativas. Tendríamos que pasar al nivel conceptual, de declararnos victoriosos". En este sentido, recomienda "empezar a reconstruir este mundo" e incidir en una idea de Rusia que comprenda las antiguas repúblicas soviéticas, hasta que el resto del mundo lo haya interiorizado y, cuando los soldados "lleguen a las fronteras" de estos países, ya estén convencidos de que son rusos. A fin de eso, ve esencial "crear una propuesta conceptual de cara al mundo: como tendríamos que vivir, cuál lleva de normas y principios tendría que tener, no hacerlo a la fuerza como los norteamericanos. Iniciamos una conversación internacional al respecto [...] Tendríamos que acercarnos ahora a nuestros aliados para hablarlo con ellos, que se oiga bien fuerte, ir juntos y hablar de este nuevo mundo y de cómo lo construiremos", concluye.