Después de más de dos años de la invasión en Ucrania, China se ha convertido en un aliado vital. En este sentido, el país asiático se ha negado a condenar la guerra y sigue comercializando con una Rusia que ha estado fuertemente sancionada por los EE.UU. y Europa. Después de obtener un mandato para extender a su gobierno a tres décadas. Así, se espera que este jueves el presidente ruso, Vladímir Putin, viaje a Pekín en una visita de estado para reunirse con Xi Jinping. El objetivo es reafirmar esta relación y mantenerla.

Los dos mandatarios forjaron esta amistad "sin límites" en febrero del 2022 pensada para hacer frente a la influencia global de los Estados Unidos. Esta asociación se ha visto cada vez más presionada a medida que la administración de Joe Biden buscaba aislar Rusia, después de la invasión de Ucrania a gran escala. Pero en el pulso entre Occidente y Rusia y China, el gobierno de Biden ha puesto aranceles sobre las importaciones chinas por valor de 18.000 millones de dólares (17.000 millones de euros). Un hecho que hace más que posible que refuerce la relación entre Xi y Putin.

Rusia va ganando terreno en Ucrania

El encuentro entre los dos se produce cuando el ejército ucraniano ha anunciado este martes por la noche que había tenido que retirarse en determinadas zonas del frente norte, a la región de Járkov, donde Rusia lanzó una nueva ofensiva el 10 de mayo. "En algunas zonas, cerca de Lukiantsi y Vovchansk, en respuesta al fuego enemigo y a un asalto de infantería, nuestras unidades maniobraron hacia posiciones más favorables para salvar las vidas de nuestros soldados y evitar víctimas", han dicho a través de las redes sociales. Un hecho significativo porque el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha cancelado la visita que tenía que hacer en Madrid este viernes, según han informado fuentes de la Casa del Rey, después de que este martes hubiera anunciado el encuentro que tenía que mantener con Felipe VI y una posterior comida en el Palacio Real.

¿Qué vínculos se quieren reforzar?

Xi y Putin se reunirán con equipos políticos especializados en cooperación comercial, energética y de seguridad, según destaca la BBC. Las dos partes buscarán maneras de eludir silenciosamente las restricciones norteamericanas que han reducido las exportaciones chinas a Rusia después de un apogeo de posguerra tanto en productos de consumo como en bienes de doble uso que han sido cruciales para la maquinaria de guerra rusa en Ucrania.

No sorprende que el líder ruso haya escogido la China como el primer viaje al extranjero desde que juró el quinto mandato. Esta visita, de dos días, se produce justo ahora que ha alcanzado "el nivel más alto hasta ahora", según los medios estatales chinos. "Ante una situación internacional difícil, nuestras relaciones todavía se están fortaleciendo", ha afirmado. Putin presume de su amistad, pero XI podría tener un nuevo foco de problemas. Los Estados Unidos acaban de anunciar una serie de nuevas sanciones contra bancos y empresas con sede a Beijing y Hong Kong que trabajan con Moscú, supuestamente ayudante a evadir las restricciones existentes. China no vende armas, pero tanto los EE.UU. como la UE creen que está exportando tecnología y componentes esenciales para la guerra.

A pesar de todo, China insiste en que su posición en Ucrania es neutral, y que las exportaciones, que tienen usos comerciales fuera de la guerra, no rompen las normas. Según dice el The Guardian, Rusia ha dado señales que no está dispuesta a abandonar la guerra. Se volverá cada vez más dependiente de China, como socio comercial y como aliado diplomático en su conflicto cada vez más profundo con Occidente.

Xi ha intentado venderse como un pacificador. En algún momento, incluso se ha postulado como mediador en unas posibles conversaciones de paz y también un plan de 12 puntos. Pero por ahora, China se ha reunido con Putin y no se esperan cambios significativos después de este encuentro. Habrá que ver si la amistad sale reforzada o bien se abre una rendija para unas hipotéticas conversaciones pacificadoras.