La universidad más antigua de los Estados Unidos, la Universidad Harvard, ha sido vetada de financiación pública por Trump, que lo ha acusado de haber perdido su prestigio. El New York Times ha publicado la carta que la Administración envió a la academia de Massachusetts argumentando las razones de su decisión. En esta misiva oficial, el gobierno americano recuerda que la inversión pública no da a la institución licencia para hacer lo que quieran, y que "solo tiene sentido (la inversión) si Harvard fomenta el tipo de ambiente que produce la creatividad intelectual y el rigor escolar, hechos que son antitéticos a la contaminación ideológica". Delante de los años de acusada decadencia de la institución, la carta anima a la dirección de la universidad a "reparar sus errores" y expone los porqués de su dictamen y las condiciones para volver a acceder a las subvenciones federales. Estos son los puntos clave:

  • Reformas de gobernanza y liderazgo: Harvard tiene que reestructurar la gobernanza para empoderar a los profesores titulares y a la estructura de liderazgo superior, reduciendo así el poder de los estudiantes, el profesorado no titular y aquellos más comprometidos con el activismo que con la misión académica. Esta medida tiene el objetivo de establecer unas líneas de autoridad claras que provengan de aquellos que están realmente comprometidos con la misión académica de la universidad y reducir las formas "de inflación de gobernanza".

  • Reformas de contratación basadas en el mérito: Harvard tiene que adoptar políticas de contratación y admisiones basadas en el mérito, acabando con las preferencias basadas en raza, color, religión, sexo u origen nacional. Esta adopción e implementación tiene que ser duradera y demostrada mediante cambios estructurales y de personal, y todos los datos se tienen que compartir con el gobierno federal para una auditoría que durará al menos hasta 2028.

  • Reforma de las admisiones internacionales: Harvard tiene que reformar la contratación de estudiantes internacionales para evitar admitir estudiantes hostiles a los valores americanos, incluidos aquellos que dan apoyo al terrorismo o al antisemitismo. También se insta en la universidad de informar inmediatamente a las autoridades federales de cualquier estudiante extranjero (incluidos los que tienen visados y tarjetas verdes) que cometa una infracción de conducta. Todas estas medidas también serán auditadas periódicamente.

  • Diversidad de puntos de vista en admisiones y contratación: Harvard tiene que encargar una auditoría externa al cuerpo estudiantil, profesorado y personal para asegurar la diversidad de puntos de vista. La universidad tiene que abolir todos los criterios, preferencias y prácticas que funcionen como "pruebas de fuego ideológicas", menciona la carta. Con esto, se quiere evitar que haya admisiones y contrataciones que tengan en cuenta factores externos a la productividad académica. De nuevo, estas medidas serán sometidas a la auditoría hasta el 2028.

  • Reforma de programas con antecedentes de antisemitismo y de otros sesgos: Harvard tiene que auditar los programas y departamentos que alimentan el "acoso antisemita" o reflejan cualquier instrumentalización ideológica.

  • Suspensión de DEI: Harvard tiene que eliminar inmediatamente todos los programas y políticas de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI).

  • Reforma de la disciplina estudiantil y rendición de cuentas: Harvard tiene que reformar las políticas de disciplina estudiantil para hacer cumplir las políticas existentes y prevenir interrupciones a la tarea educativa. Cuando estas políticas sean insuficientes para prevenir la interrupción del aprendizaje y la enseñanza, la universidad tiene que desarrollar e implementar políticas disciplinarias suficientes para prevenir estas interrupciones. Entre las medidas específicas mencionadas, el comunicado menciona utilizar la policía de Harvard para detener los incidentes, eliminar o reformar los organismos que obstruyan la respuesta en estas circunstancias, prohibir las mascarillas o 'máscaras de cara' e impedir que cualquier grupo de estudiantes que promueva estas acciones reciba financiación de la universidad.

  • Protección e informes de los denunciantes: Harvard tiene que establecer procedimientos que permitan a alumnos u otros denunciar el incumplimiento de estas reformas tanto al liderazgo universitario como al gobierno federal, así como contemplar una protección total de estos alertadores contra acciones adversas.

La carta pone como fecha límite en agosto de este año para que la Universidad Harvard presente los informes que demuestren que las medidas se están implementando, pero la institución ya ha renunciado a acceder a las demandas de Trump a través de una carta de respuesta en la cual definen la propuesta del gobierno como un intento "de invadir la libertad de las universidades reconocidas por la Corte Suprema desde hace tiempo". En el escrito, la dirección universitaria también recalca que Harvard está comprometida a combatir el antisemitismo y argumenta que ha hecho cambios en los últimos meses con este objetivo. Por último, los dirigentes intentan atenuar la confrontación y se muestran abiertos al diálogo. "Harvard se mantiene abierta a dialogar sobre lo que la universidad ha hecho y está planeando hacer con el fin de mejorar la experiencia de todos los miembros de su comunidad. Pero Harvard no está preparada para acceder a demandas que superan la autoridad legal de esta o de cualquier administración".