Una de las (muchas) imágenes de la guerra es de la hasta 4 millones de refugiados huyendo del terror de Ucrania hacia países vecinos, especialmente Polonia, para luego viajar a otras partes de Europa. La gran mayoría de estas personas que han tenido que irse de Ucrania son mujeres y niños, pero algunos no se van solos: les acompañan sus mascotas, a las que no han querido dejar atrás. Mayoritariamente, se tratan de perros y gatos, aunque también hay algún que otro hámster o conejo, que han acompañado a sus dueños a la hora de cruzar la frontera. Desde mediados de marzo, la Comisión Europea instó a los estados miembro a relajar las medidas habituales para facilitar que los desplazados pudieran llevar consigo a sus animales de compañía y por ello los refugiados pueden moverse con sus mascotas sin tener que solicitar un permiso individual. En otras circunstancias, al no ser en este momento un estado miembro, los viajeros de Ucrania tendrían que hacer esta solicitud.
Rabia endémica en Ucrania
Por todo ello, muchos de los refugiados que han llegado a Espanya, en total más de 100.000, lo han hecho acompañados de sus mascotas. Ante esta situación, la Federación Estatal de Sindicatos Veterinarios ha pedido a las autonomías que asuman su responsabilidad en la atención y control sanitario de los animales que llegan a territorio español. "No es permisible un desequilibrio de responsabilidad hacia el sector privado veterinario que ponga en riesgo la salud pública", ha advertido la Federación en un comunicado, en el que ha recordado que Ucrania es un país en el que está presente la rabia endémica.
En concreto, la Federación afirma que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha creado un protocolo de actuación que contempla a los servicios oficiales veterinarios de las regiones de destino como responsables de las medidas de mitigación de riesgo de salud pública, aunque pueden ejecutarlas en colaboración con "entidades privadas o profesionales sanitarios que prestan su colaboración voluntariamente y sin ánimo de lucro". Esto, ha señalado la Federación, "está generando un problema importante de gestión" a la hora de la aplicación porque la mayoría están comprometiendo a los centros sanitarios veterinarios privados, convirtiéndolos en responsables al volcar todo el trabajo efectivo de atender a los animales.
Esto supone para estas clínicas un "inmenso problema" de gestión de riesgos laborales y de responsabilidad civil y penal en caso de aparición de un caso positivo de rabia, ha alertado.
Asunto delicado, según CC.OO.
"Es un problema de responsabilidad desmesurada transferida al sector sanitario veterinario privado que sus empresarios no pueden asumir al ser la mayoría microempresas con escasos recursos que no les permite aumentar ni las pólizas de responsabilidad civil, ni los gastos de su producción en este contexto", ha avisado.
En este contexto, Comisiones Obres ha enviado una pregunta al Ministerio de Sanidad para ver si toman cartas en el asunto ante este "delicado escenario", además de una misiva a sus delegaciones territoriales para que hagan lo mismo y exijan a las autonomías asumir su responsabilidad de la mano de los servicios veterinarios oficiales.
Quejas de los veterinarios
Por otro lado, la Federación también ha reclamado que se informe con "urgencia" a los veterinarios del lugar donde tienen que notificar los casos de rabia de los que sean conocedores. "Se exige un contacto directo de los organismos sanitario autonómico designado para ello", ha apuntado.
"Que se pida voluntariedad apelando a la solidaridad es comprensible, y los veterinarios siempre han sido solidarios, pero que se pida gratuidad apelando a las emociones es una desconsideración que casi roza el insulto hacia esta profesión, máxime cuando aún estamos sufriendo una pandemia en que se ha podido ver claramente que a otros facultativos y técnicos sanitarios se les ha gratificado generosamente su voluntariedad sin poner en duda en ningún caso su solidaridad e incluso premiándolos públicamente", ha sentenciado la Federación.