La realidad es que la frágil pausa de dos meses a las hostilidades entre Israel y Hamás se ha acabado. En este sentido, parece muy improbable que se alcance pronto un acuerdo que ponga fin a los nuevos ataques de Israel. Las autoridades israelíes han dejado claro que los ataques solo son el comienzo de una ofensiva potencialmente mucho más amplia que continuará hasta que Hamás libere a los 59 rehenes israelíes que todavía están retenidos en Gaza, de los cuales más de la mitad se cree que ya están muertos. Eso inevitablemente implicaría un número considerable de víctimas civiles allí, un número mayor de desplazamientos masivos y todavía más destrucción.
La crisis humanitaria en Gaza solo se alivió parcialmente gracias a la llegada masiva de ayuda durante el alto el fuego, que entró en vigor a mediados de enero. Hace dos semanas, Israel impuso un bloqueo total en el territorio, alegando que Hamás estaba utilizando la ayuda para su propio beneficio y había violado el acuerdo. Hamás lo negó. Las agencias de ayuda humanitaria y los comercios de Gaza cuentan actualmente con suministros básicos para unas tres semanas, según funcionarios humanitarios, pero la nueva violencia dificultará considerablemente la distribución.
Hamás da por "sentenciados de muerte" a los rehenes
Este ataque ya ha tenido las primeras consecuencias. Un miembro de Hamás ha afirmado que los ataques son una "sentencia de muerte" para los rehenes. La Agencia France-Presse recoge que este miembro de la organización terrorista ha dicho que Israel ha decidido sacrificar a sus rehenes relanzando operaciones militares masivas en la Franja de Gaza. "La decisión de Netanyahu de reanudar la guerra es una decisión de sacrificar a los rehenes e imponerles una sentencia de muerte", ha dicho el miembro de Hamás Izzat al-Rishq en un comunicado, añadiendo que el primer ministro israelí estaba usando los combates como un "bote salvavidas" político para distraer.
¿Qué supone para el alto el fuego?
La nueva ofensiva se produce 16 días después de que finalizara la primera de las tres fases del alto el fuego acordado en enero. Se suponía que estas tres fases conducirían al fin definitivo de la guerra, la retirada total de Israel de Gaza y la liberación de todos los rehenes israelíes retenidos por Hamás desde su ataque sorpresa contra Israel el 7 de octubre del 2023, que desencadenó el conflicto. Este ataque causó la muerte de 1.200 personas, la mayoría civiles. La posterior ofensiva israelí ha provocado la muerte de más de 48.700 personas, también la mayoría civiles.
Las conversaciones indirectas para evitar volver a las armas se han estancado. Israel ha propuesto extender la primera fase del alto el fuego de 30 a 60 días para permitir la liberación de más rehenes a cambio de prisioneros palestinos. Hamás se ha negado. El gobierno israelí argumenta que Hamás ha roto el acuerdo original de alto el fuego al negarse a liberar nuevos rehenes. Hamás afirma que Israel ha roto el acuerdo al incumplir su compromiso previo de pasar a la segunda fase programada, durante la cual se tenían que producir nuevas liberaciones de rehenes.
¿Por qué sucede esto ahora?
El gobierno israelí hace semanas que amenaza con lanzar una ofensiva. Las autoridades israelíes afirman que atacar a los líderes de Hamás, que han resurgido las últimas semanas para retomar el control de Gaza, provocará la liberación de más rehenes. Muchas familias de rehenes en Israel lo niegan. En términos prácticos, Israel ahora cuenta con capacidades que no tenía ahora hace seis semanas. Se han reabastecido las reservas de munición, en parte gracias a las entregas de los Estados Unidos, y se han identificado nuevos objetivos potenciales entre los líderes de Hamás. Se han reparado los aviones y otros equipos. Las tropas han descansado.