Alice Weidel fue escogida este sábado como candidata del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) para las elecciones legislativas previstas para el 23 de febrero. Weidel es la primera mujer que será candidata a canciller en la historia de la extrema derecha, al ser escogida por aclamación y sin votación. En su discurso después de la elección ya avanzó lo que sería su hoja de ruta en los primeros cien días de un gobierno de la AfD, que incluirían el cierre de las fronteras, las “repatriaciones a gran escala” en lo que se ha bautizado como “reemigración”, anunció que “cerraremos todos los estudios de género” y cargó contra las universidades convertidas en “campos de entrenamiento queer-progre”. Y lo dice una mujer que se ha convertido en una figura controvertida no solo por sus ideas políticas, sino por las aparentes contradicciones entre su vida personal y las posiciones que defiende de su partido. Durante esta semana, antes de ser proclamada candidata, también fue noticia por la entrevista que mantuvo con Elon Musk, que le ha dado apoyo, en la que dijo que “Hitler era comunista”.

Un abuelo que fue juez nazi

Alice Elisabeth Weidel nació el 6 de febrero de 1979 en Gütersloh, Alemania Occidental, hija de uno rico comercial de muebles de oficina y de un ama de casa, con dos hermanos y un abuelo que fue un destacado juez nazi designado por Hitler, responsable de condenar a los opositores del Tercer Reich. Alice creció en Harsewinkel, un pueblecito idílico en el Estado de Renania del Norte-Westfalia, y aunque se planteó estudiar medicina, finalmente se decantó por Economía y Administración de Empresas en la Universidad de Bayreuth. Antes de dedicarse a la política, trabajó en el sector privado, como Goldman Sachs en los Estados Unidos y Allianz Global Investors, en Frankfurt, y en el Banco de la China, durante seis años, donde experimentó ser una inmigrante en su propia piel.

Inicios en el FDP, admiradora de Thatcher y detractora de Merkel

Weidel empezó su carrera política en el Partido Liberal (FDP), fascinada por la figura de Margaret Thatcher, a quien admira, pero se unió a la AfD en 2013, inicialmente atraída por la oposición del partido al euro, y ha ido ascendiendo rápidamente en los últimos años. Desde 2017, es líder del grupo parlamentario de la AfD en el Bundestag, desde 2022 es copresidenta del partido y este sábado culminó este ascenso al ser elegida la candidata a canciller del partido de la extrema derecha, que se posiciona, en segundo lugar, en las últimas encuestas sobre la intención de voto, con un apoyo estimado de entre el 18 y el 22%. Weidel es una crítica acérrima de Angela Merkel, a la que considera responsable de “haber arruinado nuestro país”, habiendo permitido la inmigración ilegal y destrozando la industria con sus políticas ecologistas.

Intenso escrutinio público de su vida privada

Pero lo que tiene fascinados a los alemanes es la vida personal, aparentemente opuesta a los valores que defiende públicamente. Su vida privada ha sido objeto de un intenso escrutinio y debate público, con críticas internas de su propio partido y externas por estas aparentes contradicciones. Porque esta mujer que lidera un partido que defiende el matrimonio tradicional, que promueve un discurso que considera que “los niños necesitan un padre y una madre”, que la ideología de género “es anticonstitucional”, que criminaliza a los inmigrantes, que promueve la entrada al país solo de extranjeros “altamente cualificados” y que quiere expulsar al resto; que está en contra de la multiculturalidad porque la cultura dominante tiene que ser la alemana, predica todo el contrario en su vida privada. Se reconoce abiertamente homosexual, está casada Sarah Bossard, una productora de cine y televisión, que es originaria de Sri Lanka, con la que tiene dos hijos adoptados. Weidel vive principalmente en Berlín, pero pasa mucho tiempo en Einsiedeln (Suiza), donde reside su familia, que se vio obligada a mudarse desde la ciudad de Biel porque le hacían bullying a uno de sus hijos y lo llamaban “puto nazi”. Así, a pesar de su posición política, lleva una vida que se podría considerar progresista y multicultural. Incluso ha trascendido que en su casa tenía contratada una empleada doméstica migrante de Siria, sin contrato ni papeles.

Controversia y oportunidades

La orientación sexual de Alice Weidel ha tenido un impacto complejo en su carrera política, generando tanto controversias como oportunidades. Si bien su vida privada contrasta con las posiciones políticas conservadoras de la AfD, eso también le ha permitido desafiar los estereotipos comunes sobre la relación entre orientación sexual e ideología política. Si bien las personas LGTBI+ tienden a posicionarse a la izquierda y en partidos progresistas, Weidel es una figura referente de la extrema derecha, y tanto su estilo de vida como su orientación sexual le han servido de escudo ante las acusaciones de homofobia o xenofobia. La líder de la AfD, incluso, ha llegado a convertirla en una herramienta política, asegurando que la inmigración supone un peligro para familias como la suya.

Aparte de estos equilibrios que tiene que hacer entre su vida privada y la vida como referente político, a Alice Weidel le gusta leer, montar en moto, hacer skate, disfruta de las salidas a la montaña con su pareja y sus hijos y se lo pasa pipa cantando y bailando en el coche con ella, como se puede ver en este post de Instagram.