El líder laborista, Keir Starmer, es el favorito en todas las encuestas para ser el sustituto de Rishi Sunak como primer ministro del Reino Unido después de las elecciones del 4 de julio. Starmer, subestimado por muchos durante años, ha llevado a los laboristas a las puertas de volver a ocupar Downing Street, después de 14 años de travesía del desierto. Uno de los grandes puntos fuertes del candidato laborista es su capacidad para desactivar el discurso del miedo con los que los 'tories' quieren disuadir a la sociedad inglesa de votar su formación. Su imagen de aburrido y oportunista no despierta grandes entusiasmos al partido, pero es el candidato con más opciones. Para luchar contra esta imagen fría que transmite, aprovecha cada intervención pública para explicar su pasión por el fútbol y el amor por el club de su vida, el Arsenal. Su partido también trata de por referencia a su carrera jurídica, que lo llevó a dirigir la Fiscalía de la Corona.

Refundación del partido

Uno de los principales objetivos que se ha marcado Starmer es reconstruir un partido que en las anteriores elecciones vivió una de las peores derrotas de su historia. Además, está luchando por transmitir un mensaje de seguridad sobre el mundo empresarial. Según informan medios ingleses, una de sus misiones durante el último año ha sido viajar a las grandes capitales occidentales para familiarizarse con las caras más conocidas que se podría encontrar si se convirtiera en el nuevo primer ministro británico. Las únicas opciones que tienen los conservadores para frenar el auge del partido laborista es presentar Starmer como un "oportunista" sin escrúpulos que "hará lo que haga falta para conseguir el poder", tal como aseguró Sunak en el momento convocar las elecciones.

Fue uno de los impulsores de la campaña por un segundo referéndum sobre el Brexit que los laboristas defendieron en las elecciones de 2019. Después de esta derrota contra Boris Johnson, que supuso el peor resultado laborista en más de ochenta años, Starmer consiguió el 56% de los votos de su partido para reemplazar a Jeremy Corbyn en primera ronda. Precisamente, desde este momento inició un proceso de renovación del partido que lo podría conducir a ocupar Downing Street. Un proceso que incluyó a Corbyn, que fue expulsado del grupo parlamentario cuando se negó a admitir los episodios de antisemitismo que una comisión independiente había detectado en el seno de la formación. Hasta que el pasado viernes lo expulsó del partido, después de anunciar que se presentaría como independiente a las elecciones en la circunscripción londinense de Islington.

Starmer, el gran favorito el 4-J

Keir Starmer nació en Londres el año 1962 en el seno de una familia humilde con fuerte estirpe laboralista. Tanto es así que sus padres le pusieron Keir en honor a Keir Hardie, fundador del partido al principio del siglo XX. Después de pasar por Oxford para estudiar un posgrado en Derecho Civil, y se convirtió en un buen abogado. Posteriormente, se convirtió en director de la Fiscalía y fue nombrado caballero el año 2014, y diputado laboralista por la circunscripción londinense de Horborn y St Pancras el año 2015.

Las encuestas de cara a las elecciones del 4 de julio dan más de 20 puntos de ventaja al partido laborista sobre el conservador. Así pues, las opciones de Rishi Sunak de cara a las próximas elecciones son limitadas a consecuencia de los 14 años de gobiernos conservadores marcados por varias polémicas, especialmente, durante el gobierno de Boris Johnson y de Lizz Truss. La reconquista de Starmer pasa precisamente por Escocia. Precisamente, esta semana se ha conocido que las encuestas apuntan a un gran sorpaso sobre el Partido Nacional Escocés (SNP) por primera vez desde el referéndum de independencia del 2014. El 33% de los votantes se inclina por el Partido Laborista enfrente del 31% que opta por el SNP. Desde el ascenso como líder del partido, se estima que ha capturado hasta una quinta parte del voto nacionalista. El líder laborista ha prometido un new deal para los trabajadores británicos, con una subida del salario mínimo y redoblando esfuerzos por luchar contra la desigualdad económica y afrontar la crisis del coste de la vida.