Mark Carney se ha convertido en el primer ministro de Canadá este viernes en sustitución de Justin Trudeau, después de jurar el cargo en una ceremonia en Ottawa. El nuevo gabinete encabezado por el economista tendrá como prioridad el crecimiento económico y la seguridad del país, en un momento de difíciles relaciones con los Estados Unidos, a causa de la guerra arancelaria que ha empezado el presidente Donald Trump. «Hoy creamos un gobierno adaptado a la situación. Los canadienses esperan que actuemos, y eso es lo que nuestro equipo hará. Formamos un Consejo de Ministros más pequeño y experimentado, que actuará deprisa para garantizar nuestra economía y proteger el futuro de Canadá,» ha dicho a la red social X. Además, Carney ha tirado por el suelo las ambiciones del magnate republicano para convertir Canadá en el 51.º estado: "Nunca formaremos parte de los Estados Unidos. Somos un país fundamentalmente diferente".

El nuevo primer ministro tiene un currículum poco común para un político llamado a dirigir una de las economías más grandes del mundo. Es el primer jefe del ejecutivo de Canadá sin haber sido legislador ni haber ocupado ningún cargo gubernamental. Su falta de experiencia política se contrapone a la veterania en la gestión de crisis económicas internacionales, que se ha convertido en su carta más importante ahora que su país se enfrenta al abismo de la guerra comercial con los Estados Unidos. Carney ha sido pionero en muchos de los hitos de su carrera. El nuevo primer ministro fue el primer gobernador no británico del Banco de Inglaterra en los más de 300 años de historia de la institución. También ha sido la primera persona en liderar dos bancos centrales de países diferentes del G7.

El líder del Partido Liberal canadiense se impuso holgadamente en la disputa para sustituir al primer ministro saliente, Justin Trudeau. En su primera gran experiencia política tendrá que dirigir el país en uno de los retos más difíciles, ya que Trump ha destruido la histórica complicidad entre Canadá y los Estados Unidos, dos naciones que hasta hace muy poco habían estado hermanadas. Asimismo, Carney también tendrá que afrontar varios dolores de cabeza a escala interna. Las próximas elecciones del país norteamericano están previstas para octubre, pero muchos esperan que se convoquen este mismo mes de marzo.

Mark Joseph Carney, de 59 años, nació en la remota ciudad de Fort Smith, en los Territorios del Noroeste. Su padre era director de instituto y desde bien pequeño ya apuntaba maneras en el ámbito académico. Estudió con una beca en la Universidad Harvard, donde practicó el más canadiense de los deportes, el hockey sobre hielo. En 1995 se doctoró en Economía por la Universidad de Oxford. Ocho años después dio el salto al sector privado al incorporarse al Banco de Canadá como vicegobernador. En el mismo sitio trabajó posteriormente como gobernador, a partir del 2007, poco antes de la crisis financiera que desplomó los mercados mundiales. Durante este periodo de recesión económica su tarea fue motivo de elogio por haber ayudado al país a paliar la peor crisis desde 1929. En este sentido, Carney se mostró dispuesto a mantener los tipos de interés bajos durante al menos un año, después de haberlos reducido drásticamente.

La etapa del nuevo primer ministro en el Banco de Canadá le otorgó una amplia experiencia en el trato con Donald Trump. Carney fue el presidente del Consejo de Estabilidad Financiera de 2011 a 2018, el organismo que coordina la tarea de las autoridades reguladoras de todo el mundo. Tuvo un papel clave en la respuesta global a las políticas del primer mandato del magnate republicano. En el trato personal con el actual presidente de los Estados Unidos también se desarrolló, sobre todo durante las reuniones del G20 en que ambas personalidades se veían cara a cara. Todo eso le ha llevado a avisar a Trump de que su "plan para dividir y conquistar" no funcionará con Canadá.

"Por qué no me hago payaso de circo?"

Las ambiciones políticas de Carney se habían rumoreado en Canadá durante años, pero él siempre había descartado la idea. De hecho, en el 2012 un periodista le preguntó sobre esta posibilidad, pero el nuevo primer ministro optó por una respuesta irónica: "Por qué no me hago payaso de circo?". Su perspectiva cambió cuando Trudeau dimitió en enero después de que su ministra de Economía, Chrystia Freeland, abandonara su gabinete, cosa que desencadenó una disputa en el partido que, unida a la caída en picado de Trudeau en las encuestas, llevó al entonces primer ministro a anunciar su dimisión. Está por ver cuál será la estrategia de Carney para dirigir el país y hacer frente a la agresividad de la actual administración republicana, el tiempo dirá si estará a la altura o Canadá continuará sumido a un periodo de inestabilidad política.