El conservador Michel Barnier, exministro y excomisario europeo, ha sido nombrado este jueves primer ministro de Francia por el presidente Emmanuel Macron, ha anunciado el Elíseo. Un tema que ya ha provocado las primeras reacciones, y no positivas. El líder zurdo Jean-Luc Mélenchon, fundador de La Francia Insumisa (LFI), ha cargado duramente contra el presidente francés, para nombrar primer ministro, el conservador Michel Barnier y lo acusó de robar las elecciones. "Las elecciones han sido robadas", ha destacado Mélenchon, después de haber recordado que Barnier sale de un partido, Los Republicanos, que quedó el último entre las grandes formaciones políticas francesas a las legislativas de julio, en el que esta formación de derechas consiguió a 47 diputados del total de 577 de la Asamblea Nacional. Al fin y al cabo, justo este mismo jueves y antes de saberse la noticia, salían informaciones sobre el hecho que la izquierda francesa y la ultraderecha se quejaban de la indecisión de Macron a la hora de formar un nuevo gobierno.
Larga experiencia en política francesa y europea
Barnier, de 73 años, será el primer ministro de más edad de la V República y sustituirá el más joven a ocupar el lugar, Gabriel Attal, que llegó al cargo con el enero pasado con 34 años. El nombramiento llega después de dos semanas de intensas consultas políticas de Macron y a punto que el sábado cumplan dos meses desde la segunda vuelta de las elecciones legislativas, que ha dejado una Asamblea Nacional sin mayoría clara y enormemente dividida, recuerda Efe. Barnier ha sido seleccionado por Macron después de que con otras figuras que había estudiado anteriormente se habían tropezado con los vetos de la izquierda y de la ultraderecha, que son dos de los tres grandes bloques a la actual Asamblea Nacional.
El nuevo primer ministro tiene una amplia experiencia política en Francia y en las instituciones de la Unión Europea. Su último cargo fue el de negociador europeo para el Brexit entre el 2016 y el 2021, después de haber sido comisario europeo en dos ocasiones: Mercado Interior (2010-14) y Política Regional (1999-2004). Además, fue ministro de Exteriores entre el 2004-05, durante la presidencia de Jacques Chirac, y de Agricultura entre el 2007-09, con Nicolas Sarkozy en el Elíseo, y antes lo había sido de Medio Ambiente y de Asuntos Europeos. En una larga carrera política que empezó en 1973, también ha sido miembro del Parlamento Europeo y diputado y senador en Francia.
Barnier, que es originario de Saboya (nació cerca de Grenoble), empezó su actividad política allí mismo. Cabe mencionar que durante los últimos años ha estado en un segundo plano, sobre todo desde que en 2021 quedó eliminado en la primera vuelta de las primarias de su partido, Los Republicanos (LR), para designar al que debía ser candidato al Elíseo al año siguiente. Hasta entonces y durante cinco años fue el negociador nombrado por la Comisión Europea para discutir con Reino Unido sobre las condiciones de su salida de la Unión Europea. En este sentido, se le conocía como 'señor Brexit', fue designado para ese puesto que requería una gran mano derecha, y además, debía congeniar los intereses de los Veintisiete en un pulso a menudo duro con Londres, y aprovechando su conocimiento de las instituciones europeas.
No en vano, fue diputado europeo, vicepresidente del Partido Popular Europeo (PPE) al que pertenece, entre otros, el Partido Popular español y, sobre todo, en dos ocasiones comisario europeo.
Casi dos meses de indecisión
La toma de posesión de Barnier tendrá lugar esta tarde a las 16.00 horas en el Palacio de Matignon, residencia oficial de la jefatura del gobierno. Pero llegar hasta aquí no ha sido fácil. La secuencia política que ha llevado a la elección del nuevo jefe de gobierno empezó con la disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria de elecciones decidida por el presidente Emmanuel Macron, unos cuantos días después de los comicios europeos que dieron la victoria a la extrema derecha. Supuestamente, Macron tomó esta decisión con la intención de "clarificar" el panorama político. Ahora bien, el panorama político quedó fragmentado. Un hecho que ha obligado a los políticos franceses a sentarse y hablar. Ahora bien, la capacidad dialéctica no es previa como a punto fuerte de los políticos del país.
La campaña fue rápida, las legislativas situaron la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) como principal fuerza política de la Asamblea (193 escaños), ante la coalición centrista de Macron (166) y de la extrema derecha de Marine Le Pen (142). La particularidad del resultado de las elecciones legislativas es que ninguno de los tres grandes bloques se acercaba a la mayoría absoluta de 289 diputados (de un total de 577), una fragmentación parlamentaria inédita al actual sistema político francés acostumbrado a grandes mayorías. Un hecho que ha puesto a prueba la capacidad dialéctica de los políticos franceses, tal como se esperaba.
Barnier cumple, pues, las dos condiciones que Macron se había fijado para nombrar a un primer ministro. La primera, poder aguantar al menos un tiempo ante eventuales mociones de censura, y no desmontar las principales políticas que el jefe del Estado ha llevado a cabo desde su llegada al Elíseo en 2017, en particular la reforma de las pensiones o la rebaja de los impuestos en el capital y en las empresas.