El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol (Seodaemun, Seúl, 1960), ha protagonizado toda una crisis política en el país este miércoles al haber proclamado sin previo aviso la ley marcial, acusando a la oposición de actividades antiestatales y alertando de supuestas injerencias de Corea del Norte. El Ejército ha acudido a asaltar la Asamblea Nacional, mientras las calles de Seúl se han llenado de manifestantes que consideran el movimiento de Yoon un autogolpe de estado y los diputados de hasta seis partidos de la oposición, que suman mayoría en la cámara legislativa, han parado los pies al presidente votando en contra del estado de excepción. Yoon, con el Parlamento, la calle, los sindicatos, su propio partido y hasta su gabinete de Gobierno en contra, ha acabado por derogar la ley marcial. Ahora, la oposición ha presentado en el Legislativo una moción de censura y sus días al frente de Corea del Sur podrían estar contados.

El líder surcoreano Yoon Suk-yeol, del conservador Partido del Poder Popular (PPP) llegó a la presidencia en mayo de 2022. Abogado y fiscal de profesión, antes de la política se dedicó durante tres décadas a investigar casos de corrupción política y en 2019 fue nombrado como fiscal general del Estado, un nombramiento que también tuvo el apoyo del otro principal partido del país, el Partido Demócrata (PD), de centroizquierda liberal, si bien después abrió investigaciones contra dirigentes de éste. Durante su tiempo en el cargo llevó a la cárcel a los expresidentes Park Geun-hye y Lee Myung-bak y al dirigente de Samsung Lee Jae-in por un escándalo de sobornos. Se erigió como un hombre implacable ante la corrupción y catapultó su popularidad. A finales de 2020, el gobierno coreano intentó suspenderlo del cargo y en marzo de 2021 el propio Yoon presentó su dimisión y dio el paso a la política.

Gobierno en minoría

Si bien en un primer momento se presentó a la presidencia del país en 2022 como independiente, fue rápidamente acogido por el conservador PPP y luego ganó la pugna interna para ser el candidato presidencial. El 9 de marzo del mismo año se celebraron los comicios de Corea del Sur y Yoon ganó la presidencia por un estrecho margen de 247,077 votos, con 16,3 millones de votos frente a los 16,1 del candidato del Partido Demócrata, Lee Jae-myung. Como primera medida, decidió que la oficina presidencial dejara de ser la Casa Azul, que convirtió en un parque público, y se trasladó al edificio del Ministerio de Defensa.

Sus dos años de mandato han sido accidentados y plagados de polémicas. Gobierna en minoría parlamentaria, dado que el PPP solo cuenta con 108 de los 300 escaños de la Asamblea Nacional, mientras que el PD tiene 170 y, en suma, la oposición, incluyendo media docena de partidos minoritarios, alcanza una mayoría de 192 representantes. Es por este motivo que durante su gobierno solo ha podido aprobar apenas un tercio de los proyectos presentados ante las cortes, que han rechazado sistemáticamente sus medidas.

Polémicas y popularidad en caída

A Yoon se le ha reprochado desde la oposición algunos rasgos alineados con el populismo de derechas, como supuestas represalias contra los medios críticos y vetos en ruedas de prensa o medidas para intentar tener más control político sobre la dirección de la policía —que provocaron importantes protestas policiales—. Si bien inició su mandato con una buena aceptación general, las encuestas de popularidad política han ido cayendo a lo largo de los dos años que lleva en el poder. Su imagen de incorruptible se ha ido desmoronando de la mano de controversias como que su mujer, Kim Keon-hee, a finales del año pasado aceptó como regalo un bolso de Christian Dior valorado en 2.200 dólares, un obsequio que la ley coreana no permite y que trascendió por un vídeo con cámara oculta. También Yoon salió a pedir perdón después de que se supiera que tenía falsedades en su currículum o que había plagiado académicamente.

También ha protagonizado polémicas con sus aliados de Estados Unidos, como criticar al Congreso de este país sin darse cuenta de que su micro estaba encendido o rechazar reunirse con la presidenta de la cámara Nancy Pelosi alegando estar de vacaciones. En 2023, Yoon intentó aumentar las horas máximas de trabajo semanales permitidas en Corea del Sur, un país conocido por sus acentuadas políticas de neoliberalismo económico, de 52 a 69 horas; sin embargo, las protestas generalizadas, especialmente entre los jóvenes, hicieron que diera marcha atrás. En lo económico, de hecho, se opone al intervencionismo estatal y es proclive a eliminar la existencia de un salario mínimo.