La Unión Demócrata Cristiana (CDU) se ha impuesto en las elecciones federales de este domingo en Alemania. Los resultados permiten que la CDU recupere la cancillería, aunque tendrán que formar un gobierno de coalición. El líder de los conservadores, Friedrich Merz, situado en el ala más tradicional y a la derecha de la formación, tendrá que convencer a los partidos de la izquierda, ya que ha cerrado la puerta a negociar con la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD), que ha experimentado un crecimiento histórico en estos comicios. Merz se ha consolidado como el gran triunfador de la noche electoral en Alemania y es conocido por su discurso duro contra la inmigración y por su mala relación con la excanciller, Angela Merkel. Tanto es así que el pasado mes de enero calificó de error que Merz permitiera por primera vez formar una mayoría en el Bundestag con AfD.

El aspirante a nuevo canciller, es un empresario y veterano en política que nació en 1955 en el municipio de Brilon, un pueblo de unos 25.000 habitantes de la región de Sauerland, cerca de la ciudad de Dortmund, un área rural en el oeste del país y de tradición conservadora. Criado en el seno de una familia acomodada y católica, estudió Derecho en la ciudad de Bonn, dónde conoció a su mujer, Charlotte, con quien comparte más de 40 años de matrimonio y tres hijos. De hecho, Merz a menudo reivindica sus valores tradicionales y la importancia que ha tenido su familia a lo largo de su vida. "La familia que tengo ahora con tres hijos y siete nietos es mi máxima felicidad diaria", decía en una entrevista reciente en televisión.

Rival político de Angela Merkel

Friedrich Merz tendrá que asumir una situación complicada en Alemania, que hace 2 años que arrastra una recesión económica. Un hombre de partido desde bien joven, empezó a la sombra de Angela Merkel, fue elegido eurodiputado con 34 años y después entró en el Bundestag —Parlamento alemán— en 1994. Sin embargo, una disputa política con Merkel frenó su ascenso político, en el año 2000 la excanciller consiguió el liderazgo del partido y en 2002 fue apartado como líder de la oposición en el Bundestag. Finalmente, acabó abandonando la política en 2009 para ejercer como abogado y dedicarse al sector privado. Un periodo en el que fue asesor principal del bufete internacional Mayer Brown, ocupó la presidencia del consejo de supervisión de BlackRock en Alemania —una de las mayores empresas de gestión de inversión del mundo—, en el HSBC Trinkaus & Burkhardt, además de formar parte de los consejos de EY Alemania y del club de fútbol Borussia Dortmund. Según los medios alemanes, estas ocupaciones lo han convertido en millonario.

Durante los últimos años ha intentado hasta tres veces liderar el partido, pero fue el anuncio de Angela Merkel de salir del panorama político en 2018 lo que le abrió la puerta a Merz para que volviera al partido y asumiera su relevo, un objetivo que consiguió a finales del 2021 con la intención de volver a atraer el electorado más conservador de la CDU. Con un 62% de los apoyos, asumió la presidencia de la CDU en enero del 2022 y prometió un "cambio y renovación del partido". Desde entonces ha luchado por dar un giro hacia una postura más conservadora, marcando una diferencia con la línea centrista que estableció Merkel durante los 16 años que ocupó la cancillería.

Dura política antiinmigración

Merz no es un político que despierte la simpatía del electorado. Aunque se reivindica como una persona de clase media, tiene un jet privado que el año 2022 lo situó en el centro de la polémica después de que decidiera desplazarse con este vehículo hasta la boda del entonces ministro de Finanzas, Christian Lindner, en plena crisis de precios energéticos. El carácter elitista que a veces se le ha criticado es una de las razones por las cuales no ha conseguido calar de forma tan contundente entre el electorado. Sin embargo, su pasado en el sector privado despierta simpatías entre los grandes sectores de la economía, que ven en él a una persona capaz de entender sus problemas. Además, su experiencia en el sector empresarial da confianza a la población alemana, ya que la inestabilidad política que asola en el país alemán es causada en gran manera por el estancamiento de su economía.

El deseo de Merz de distanciarse del legado de Merkel está claro. Ha tratado de llevar a la CDU más a la derecha, en parte para tratar de evitar que los votantes se vuelquen a la extrema derecha, al mismo tiempo que aboga por una economía más promercado. Durante su campaña ha destacado su contundente discurso antiinmigración. En los debates electorales supeditó el futuro de una coalición a un "giro radical" en esta materia y, poco antes de la campaña, alargó la mano a la AfD para sacar adelante una propuesta para pedir normas más estrictas sobre la inmigración en Alemania. Merz ha promovido una moción no vinculante que abogaba por controles fronterizos más estrictos y un aumento en las deportaciones.

Durante la reciente Conferencia de Seguridad de Múnich, subrayó la necesidad de que Alemania asuma un papel de liderazgo más destacado dentro de la Unión Europea. Asimismo, expresó su apoyo a Ucrania en el contexto del conflicto con Rusia y dio apoyo a su eventual adhesión a la OTAN. Merz ha afirmado en varias ocasiones que no pactará con la extrema derecha de la AfD, una postura que reiteró este domingo.