El primer cara a cara entre Kamala Harris y Donald Trump, los dos aspirantes a la presidencia de la nación más poderosa del mundo, ha monopolizado la atención de los norteamericanos y de todo el planeta, ante la trascendencia que tendrá la victoria de la candidata demócrata o el expresidente republicano no solo para el país, también para la geopolítica global. La sensación generalizada es que Kamala Harris ha tenido una actuación sólida y ha salido reforzada porque ha conseguido poner a Donald Trump a la defensiva durante gran parte del debate, con un candidato republicano que se refugió en las fake news y las teorías de la conspiración para ilustrar sus posturas sobre la inmigración o el aborto, que han sido los temas más candentes del debate celebrado en Filadelfia y retransmitido por la cadena ABC News. Un sondeo rápido de la CNN mostró que el 63% de los consultados pensaban que Harris ganó el debate, frente al 37% que favoreció a Trump, unos resultados que difieren mucho de lo que opina el propio Trump, que después del debate aseguró que él había ganado y lo calificó de "su mejor debate de la historia" "el mejor debate en el cual he participado nunca", lo que algunos observadores han visto como un signo de inseguridad.
Análisis los expertos
Pero la demostración más flagrante que el debate no fue bien para Trump, más allá que Taylor Swift diera su veredicto a favor de Harris -con el impacto que puede tener entre los votantes-, fue que los propios medios tradicionalmente favorables a Trump coinciden en que su actuación no fue la esperada y que Harris consiguió ponerlo a la defensiva durante gran parte del cara a cara. Este es el caso de Fox News, donde hubo comentaristas que consideraron que el expresidente no tuvo su día. Entre ellos, Bret Hume, un destacado periodista de la cadena, que afirmó: "No se equivocan... Trump ha tenido una mala noche". E incluso Laura Ingraham, que se ha significado por su trumpismo, reconoció que el republicano "ha desperdiciado algunas oportunidades". Además, la presentadora de MSNBC, Raquel Maddow, sugirió que Harris podría haber realizado "la mejor actuación en un debate presidencial televisado de la historia".
Satisfacción demócrata
Después del fracaso del presidente Joe Biden cuando era el candidato a las presidenciales del 5 de noviembre en el debate contra Trump, que acabó desembocando en su renuncia, los demócratas respiraron aliviados y satisfechos con la actuación de su candidata. Consideran que Harris consiguió borrar la mala imagen que dejó Biden y que la candidata mostró tener el control del debate, adoptando una estrategia agresiva desde el comienzo, incluso forzando a Trump a darle un apretón de manos, cosa que no había hecho con otros rivales,
Las fortalezas de Harris
Además de la seguridad y el control de la situación demostrado por Harris, mostrando su versión más afilada y combativa, algunos observadores han destacado como consiguió sacar de sus "zonas de confort" a Trump y poniéndolo a la defensiva, forzándolo a recurrir a las falsedades ridiculizadas sobre que los inmigrantes "se comen las mascotas" en Springfield o a acusar a los demócratas de permitir "abortos con nueve meses" de gestación e incluso después del nacimiento, lo que sería un infanticidio que es ilegal en los 50 estados del país. Los mismos moderadores del debate tuvieron que interrumpir Trump para aclarar la falsedad e inexactitud de sus afirmaciones.
Las debilidades de Trump
Pero además del contenido de su discurso, los analistas también han observado que la imagen de competencia y seguridad de Kamala Harris ha contrastado con la de un Donald Trump que en momentos pareció "caótico", "inconexo", se mostró "nervioso y más exacerbado", y su inusual comparecencia de prensa inmediatamente después del debate para insistir repetidamente en que había ganado se consideró "una mala señal". La intención del republicano con su comparecencia sorpresa ante los medios fue contraprogramar a Harris y contrarrestar las opiniones favorables a su rival, mostrando su convencimiento de que él había sido el gran ganador del debate. Pero incluso, hay quien notó que su lenguaje corporal no coincidía con sus palabras, cuando afirmó que había disfrutado del debate, y que el lenguaje no verbal le estaba traicionando. Además, Trump expresó su frustración con los moderadores del debate, y se quejó de que había sido uno "tres contra uno". Los moderadores del debate han sido David Muir, presentador y redactor jefe de World News Tonight de ABC News i Linsey Davis, presentadora de Prime de ABC News Live.
La influencia del debate
Este suponía el séptimo debate presidencial para Trump y el primero para Harris, y se ha considerado un debate histórico a causa de las circunstancias únicas de la campaña, con un cambio de candidato pocos meses antes de la cita electoral. Los analistas creen que el debate ha ayudado a dar a conocer mejor Harris, pero que los votantes que ya han decidido su voto difícilmente cambiarán de opinión, pero si puede tener una influencia para los votantes indecisos, que representan un porcentaje significativo del electorado que puede estar entre el 20 y el 30%, y que hay que esperar unos días para ver reflejados estas percepciones en las encuestas formales.