¿Quiénes son las víctimas de los incendios de Los Ángeles? Hasta este lunes por la tarde, la cifra de muertos por los fuegos es de al menos 24 personas. Ahora, The New York Times ha indagado sobre la vida de ocho de estas personas: cinco vecinos de un barrio muy cerca de Altadena, cerca de la parte este de la ciudad, situado en el bosque nacional; y tres personas que han muerto en el incendio de Palisades (cerca de la costa). Hasta el momento, dieciséis de los muertos reportados son del incendio de Eaton (en el este), mientras que los ocho restantes son de Palisades.

Un padre y un hijo con parálisis cerebral

Dos de los muertos son Anthony y Justin Mitchell, un padre y su hijo con parálisis cerebral. El padre tenía 68 años, mientras que el hijo estaba en torno a la treintena. Su otro hijo, Anthony Mitchell Jr., ha explicado que recibió una llamada de su padre el miércoles a las cinco de la mañana y que le dijo que estaban esperando a ser evacuados. A las ocho de la noche fueron encontrados muertos. "El sistema los dejó caer", ha criticado el hijo. El padre era vendedor de aparatos electrónicos.

Un hombre que intentó salvar la casa

Otro de los muertos es Victor Shaw, de 66 años. Después del aviso de evacuación del martes por la noche, muchos vecinos se marcharon del barrio, Monterosa Drive, donde Shaw había vivido desde la infancia. Así, el señor se quedó para hacer lo que su padre había hecho antes que él: proteger la casa familiar. Lo encontraron muerto en el patio delantero con una manguera de jardín. "Estaba aquí fuera intentando combatir el fuego a solas", ha dicho un vecino de la zona, William Jackson. Había sido repartidor de paquetes.

Un señor mayor que no quiso marcharse

Cerca del señor Shaw vivía el señor Rodney Nickerson, de 82 años. Cuando los incendios estallaron, la gente lo advirtió. "Todos intentamos decirle que se marchara, pero él pensó: Oh, el incendio me rodeará", ha relatado su hijo, Eric Nickerson. Pero no, las llamas no lo rodearon: la casa quemó hasta el suelo y solo encontraron los huesos del señor, en su cama. Había sido ingeniero aeroespacial.

Una señora a quien avisaron tarde

También cerca de los dos anteriores vivía allí Erliene Kelley, una técnica de farmacia jubilada. Según su familia, murió en casa. "No hubo una buena comunicación sobre la amenaza", ha reprochado el señor Terry Pyburn, vecino del barrio, que ha criticado que por la radio habían dicho que en su zona no habría problemas. "Nos quedamos pensante que estaríamos bien, hasta que empezamos a oler humo", ha explicado. Él y su mujer se prepararon para marcharse y entonces llegó la alerta: "Todo el mundo se marchó y nadie pensó en nadie (tampoco en la señora Kelley). Creo que el aviso llegó demasiado tarde".

Un aficionado "bastante loco" del ala delta

En el otro extremo, en Topanga, murió Arthur Simoneau, un aficionado al ala delta. "Murió protegiendo su hogar, una cosa que solo él fue lo suficiente valiente (o lo bastante loco) de hacer", ha explicado su hijo, Andre Simoneau.

Una leyenda del surf de Malibú

En Malibú, el surfista Randall Miod, de 55 años, murió en el lugar que más amaba. "Rogad por las Palisades y rogad por Malibú. Te quiero", dijo a su madre, el día que empezó el incendio. Ella le había llamado para que se marchara con su gato a un refugio, pero no le hizo caso. Encontraron restos humanos fuera de su casa y los investigadores creen que estaba fuera intentando salvarla.

Una antigua estrella infantil de Australia

Finalmente, Rory Sykes, de 32 años, una antigua estrella infantil de Australia que nació con parálisis cerebral, murió en el incendio de Palisades. Había aparecido en el programa de televisión británico de los 90 Kiddy Kapers. En 2010 se trasladó con su madre a Estados Unidos a una finca de 17 hectáreas de Malibú, donde tenía su propia casa de campo —que se quemó después de decir que no se marcharía y que se encerraba dentro.

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