El presidente ruso, Vladímir Putin, ha nombrado Ramzan Kadyrov, jefe de la República de Chechenia, como nuevo teniente general de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia. Hijo del presidente checheno asesinado Ajmat Kadyrov, accedió al cargo de primer ministro después del grave accidente automovilístico de su predecesor, Serguei Abramov, con la aprobación del Parlamento regional checheno y el aval del Kremlin. Putin, a través de la fuerte alianza con Ramzan Kadyrov, se asegura un importante aliado del Kremlin de etnia chechena en una región de fe islamista y donde los conflictos con los independentistas ya han costado conflictos bélicos. De hecho, durante la Segunda Guerra Chechena, que empezó en 1999 y coincidió con el ascenso de Putin, los hombres de Kadyrov ayudaron a Moscú a coger el control de la República Chechena a los rebeldes separatistas.
Más allá de su relevancia política como líder del territorio federal de Chechenia, Ramzan Kadyrov es especialmente conocido por el cuerpo de 3.000 hombres que encabeza bajo el nombre de Kadyrovtsy. Para el Kremlin se trata de un aliado con un gran poder económico y militar que les permite reducir la presencia del ejército a la zona. La afinidad entre ambos líderes es tan grande que Putin lo ha condecorado con la medalla de Héroe de la Federación Rusa. Cabe decir que Kadyrov ha sido acusado por los medios occidentales de no respetar los derechos humanos en Chechenia.
Kadyrov, que se define a sí mismo como un creyente del islam tradicional, es el encargado de asegurar la victoria rusa en Ucrania. Juntamente, con más de 10.000 voluntarios chechenos que han viajado a Ucrania en dos oleadas, se encuentra en territorio ucraniano para "desnazificar y desmilitarizar Ucrania". Ahora bien, ni los más sanguinarios combatientes chechenos se han escapado de la efectiva resistencia ucraniana. Así, según ha trascendido a la esfera pública, muchos de los hombres que participaron en el primer asalto en el país habrían estado abatidos en los alrededores de la base aérea de Hostomel.
Kadyrov, un líder temido
A pesar de las bajas que hayan podido sufrir, a principios de semana Kadyrov viajó a la ciudad asediada de Mariúpol. Desde allí, ha publicado un vídeo dónde se le ve visitando Ruslan Geremeyev, uno de los acusados por la familia el opositor ruso Boris Nemtsov de ser uno de los ideólogos de su asesinato. Ahora bien, en las imágenes colgadas a las redes sociales no se le ve solo, sino que va acompañado, entre otros, de su hijo Adam de 14 años, que luce ropa militar. Y es que Kadyrov ha declarado que quiere que su hijo, uno de los 12 que tiene, "conozca de primera mano los éxitos y las necesidades de nuestros compañeros de armas". En este sentido, ha señalado que no está de acuerdo con la medida de Rusia para reducir la presión militar. Más allá de su hijo, Kadyrov tiene otros familiares dirigiendo la acometida contra Ucrania. Concretamente, Apti Alaoudinov, otro familiar suyo, comanda la segunda oleada de voluntarios que ha viajado a Ucrania para luchar.
Los hombres de Kadyrov, con fama de ser brutales, son muy importantes para Putin. Se trata de soldados con una gran experiencia en la lucha urbana, una de las debilidades del ejército ruso. Más allá de la capacidad de lucha, Kadyrov y su entorno son muy hábiles generando propaganda bélica. Son muchos los vídeos y las imágenes que corren por las redes sociales, donde la primera impresión que dan es la de ser despiadados. Luchar, pero sobre todo intimidar, este es uno de los principales puntos fuertes de estos combatientes de religión musulmana. A principios de semana Kadyrov también se ha reunido en Mariúpol con la cabeza|cabo|jefe prorrusa de la República Popular de Donetsk (RPD), Denis Pushilin. En este encuentro, Denis Pushilin ha otorgado a Ramzan Kadyrov la Orden de la Amistad de la República Popular de Donetsk por|para su contribución personal a la liberación de Donbass.
La mano derecha de Putin en Ucrania
A menudo, el dirigente checheno ha sido definido como "el hijo que Putin nunca tuvo". Una gran relación de confianza les une. Prueba de ello es el hecho que recientemente haya sido ascendido a teniente general. En esta línea, la invasión de Ucrania ha sido una gran oportunidad para mostrarle a Putin su gran compromiso. Para conseguirlo, ha intentado movilizar a la sociedad chechena a favor de la guerra. Buen ejemplo de ello es el hecho de que haya recurrido al reclutamiento de soldados en clubs de artes marciales y de que incluso se han abierto las puertas de las prisiones a los reclutadores del ejército. Con todo, la excusa de la guerra también le ha servido para propulsar su figura como "señor de la guerra" y líder de Chechenia. Y es que sus hombres exaltan su lealtad a él más que al estado ruso. Y según explica el diario The Guardian, mantiene una relación "problemática" con varios dirigentes de los servicios de seguridad rusos.
Finalmente, esta semana ha aprovechado su aparición a Mariúpol para denunciar las conversaciones de paz: "Tenemos que acabar lo que empezamos", indica en un comunicado.