El presidente ruso, Vladímir Putin, ha llegado a Mongolia y, por ahora, no ha sido detenido. Ha aterrizado este lunes en el aeropuerto de Ulán Bator, la capital del país asiático, sin ser detenido al bajar del avión. Se trata de la primera visita a un estado miembro de la Corte Penal internacional (CPI) desde que esta corte emitiera una orden de detención en marzo del 2023. Su objetivo es asegurar las conexiones de gas hacia China. Sobre Putin, pesa, desde marzo del 2023, una orden de detención vinculada a la deportación forzosa de niños ucranianos, considerada un potencial crimen de guerra. El tribunal también ha reclamado este año la detención del exministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, y el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Valeri Gerasimov.

Desde que la semana pasada se confirmó el viaje, varios gobiernos internacionales, incluyendo el de Ucrania, han recordado en Mongolia que, como firmante del Estatuto de Roma, está obligada a acatar todas las órdenes que surjan del Tribunal de La Haya. Sin embargo, el Kremlin ha asegurado que no está preocupado. De hecho, este lunes, el portavoz presidencial de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, ha negado que haya "problemas" con el gobierno de Mongolia, vinculados a la orden de la CPI, según la agencia Interfax.

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La visita de Putin se prolongará hasta el martes e incluye reuniones con autoridades locales. El mandatario ruso participará en los actos oficiales para conmemorar el aniversario de una victoria militar en 1939 de tropas soviéticas y mongoles sobre las fuerzas de Japón.

Mongolia se podría poner en problemas

El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ucraniano, Georgy Tykhiy, ha calificado de "golpe" a la legitimidad de la CPI que Mongolia no haya detenido Putin y ha asegurado que Kyiv presionará para que el país sea sancionado. "Mongolia ha permitido que el criminal acusado escape a la justicia, compartiendo la responsabilidad de sus crímenes de guerra. Trabajaremos con nuestros socios para garantizar que eso tenga consecuencias para Ulán Bator", ha afirmado en un mensaje publicado en las redes sociales.

Pero el gobierno de Ucrania no ha sido el único que presionaba a escala internacional para materializar la detención de Putin. Organizaciones como Human Rights Watch han recordado que "Mongolia estaría incumpliendo sus obligaciones internacionales como miembro de la CPI si permite al presidente ruso visitar el país sin detenerlo", ha subrayado la asesora judicial de HRW, Maria Elena Vignoli, en un comunicado de la organización. "Acoger a Putin, un fugitivo de la CPI, no solo sería una ofensa a las muchas víctimas de los crímenes de las fuerzas rusas, sino que también socava el principio crucial que nadie, sin importar el poderoso que sea, está por encima de la ley", ha remarcado.

La Unión Europea instó este lunes a Mongolia a cooperar con la CPI. "Mongolia es parte del Estatuto de Roma desde el 2002, con las obligaciones que comporta. Hemos elevado nuestra preocupación sobre la visita y hemos dejado clara nuestra posición a través de nuestra delegación en Mongolia", ha indicado la portavoz Nabila Massrali durante la rueda de prensa diaria de la Comisión Europea.

Mongolia y un viaje con honores

Las autoridades mongolas tendrían que haber ejecutado la orden de detención dictada contra Putin, pero, por ahora, no lo han hecho. Y no solo eso, el presidente ruso ha sido recibido con honores en la capital. La expectación era máxima, porque como miembro de la CPI, Mongolia tendría que haber ejecutado la orden de detención dictada contra el jefe del Kremlin, pero en lugar de eso, Putin fue recibido con gran pompa al aterrizar en la capital del país.