Mientras el independentismo escocés se hundió en las últimas elecciones en el Reino Unido y dejó de ser primera fuerza en su país por detrás de los laboristas, 10 años después del referéndum de independencia en que se impuso el no por la mínima; el Sinn Féin, en cambio, consiguió la victoria en Irlanda del Norte y conservó los siete diputados que tenían en la pasada legislatura, que es el mejor resultado de la historia para esta formación partidaria de la reunificación de Irlanda y, por lo tanto, de independizarse del Reino Unido. El partido que gobierna en el Ulster desde principios de este 2024 va acumulando fuerzas para una de sus principales reclamaciones: el referéndum que contemplan los Acuerdos del Viernes Santo para votar sobre el futuro del país y que los ciudadanos puedan decidir si quieren seguir formando parte de la Corona británica o de la República de Irlanda.

Ya apuntó en esta dirección Michelle O'Neill, la ministra principal (el cargo más importante en este territorio), el día que consiguió ocupar el cargo después de larguísimos meses de bloqueo por parte de los unionistas británicos, que se negaban a aceptar el hecho de que una candidata del Sinn Féin, partido que durante años fue el brazo político del IRA, fuera presidenta del Ulster aunque hubiera ganado las elecciones. O'Neill puso como horizonte temporal para su sueño de un referéndum 10 años: "Creo que estamos en una década de oportunidades y hay muchas cosas que están cambiando. Las viejas normas, la naturaleza del estado, el hecho de que se suponía que un nacionalista-republicano pudiera ser ministro principal... Todo habla de cambio", apuntaba. O'Neill también se ha mostrado partidaria de un referéndum en Catalunya, tal como le expresó a Pere Aragonès en el último viaje del presidente en funciones antes de las elecciones.

Viaje a Irlanda del Norte y a Escocia

Ahora, después de la victoria contundente del Partido Laborista, pero también con su propio triunfo en las elecciones en Westminster, donde no llegarán nunca a ocupar sus escaños, como marca la tradición del Sinn Féin, que siempre los deja vacíos como muestra de protesta y para demostrar que no reconocen la soberanía británica, el partido ve el referéndum más cerca. El flamante nuevo primer ministro, Keir Starmer, ha visitado en sus primeros días como nuevo inquilino de Downing Street Escocia e Irlanda del Norte, después de muchos años de tensiones con estos territorios en gran parte a raíz de los efectos del Brexit, ya que en estos países ganó el no a salir de la UE.

Después de visitar el Parlamento de Stormont, en las afueras de Belfast, también se reunió con la presidenta del Sinn Féin, Mary Lou McDonald, heredera de Gerry Adams, que había viajado desde Dublín para este encuentro. En su caso, no escondió la felicidad por volver a ver a un primer ministro laborista, recordando que fue este partido el que impulsó el acuerdo que acabó con la época de los Troubles. Aunque en este encuentro la protagonista fue la situación económica, muy dañada, McDonald también puso sobre la mesa la reunificación de Irlanda. Al salir de un encuentro que calificó de "constructivo", la presidenta del Sinn Féin añadió que sería "temerario" por parte de Starmer ignorar lo que ella describe como la necesidad de un referéndum, con las últimas victorias de su partido sobre la mesa.