El terremoto que sacudió Birmania (Myanmar) este viernes con una intensidad de 7,7, con epicentro cerca de Mandalay, la segunda ciudad más grande del país, ha dejado un saldo trágico de más de 1.000 muertos y más de 2.300 heridos en Birmania y Tailandia, además de daños significativos en infraestructuras como puentes y edificios. Una de las grandes preocupaciones, además de las tareas de rescate de las decenas de desaparecidos, son las réplicas que se producen, y que se pueden producir en los próximos días, como suele ser común en seísmos de esta magnitud. Según informó el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS), once minutos después del seísmo principal, se registró una réplica de magnitud 6,7 y este sábado a las 15:50 hora local (GMT +6:30 de Asia/Yangon) se ha registrado otro fuerte terremoto de magnitud 5.1 que se ha registrado a 19,1 km (12 mí) de Nay Pyi Taw, Birmania (Myanmar). No se ha podido determinar la profundidad del seísmo, pero se presume de que ha sido superficial. La poca profundidad del seísmo ha hecho que se sintiera con más intensidad cerca del epicentro que un seísmo más profundo de magnitud similar.

Más de 70 réplicas a Bangkok

En Bangkok, las autoridades han reportado más de 70 réplicas del terremoto, pero la mayoría han sido imperceptibles, así como daños de diferente intensidad en unos 6.000 edificios que serán sometidos a revisiones profundas. Las réplicas, además de dificultar las tareas de salvamento, causan más daños en los edificios ya debilitados por el seísmo principal, y eso incluye el colapso de puentes y estructuras esenciales para la movilidad y las comunicaciones. El hundimiento de un puente principal en Mandalay ha dificultado el acceso a zonas afectadas, complicando las tareas de rescate y la distribución de ayuda humanitaria. Las réplicas dificultan estas tareas y también poder dar atención médica a las víctimas, especialmente en áreas remotas donde las infraestructuras están gravemente dañadas.

Pero las réplicas también causan efectos psicológicos e intensifican el miedo entre los habitantes, muchos de los cuales prefieren permanecer al aire libre por miedo a nuevos temblores. En ciudades como Bangkok y Mandalay, la población vive con la incertidumbre ante posibles réplicas que causen más hundimientos. Muchas personas han abandonado sus hogares a causa del riesgo de que se produzcan nuevos hundimientos, y eso ha generado una necesidad urgente de refugios temporales. La constante amenaza de réplicas agrava la desesperación en comunidades vulnerables, especialmente en un contexto de crisis política y guerra civil como se vive en Myanmar.

La Cruz Roja alerta de una situación crítica

La Cruz Roja ha advertido este sábado que la situación en Birmania es crítica, y que la cifra de más de mil muertos subirá a medida que vayan pasando las horas. Pasadas 24 horas desde el terremoto principal, partes de Sagaing, Mandalay y la capital, Nay Pyi Taw, siguen siendo las zonas más afectadas", ha avisado el jefe de la delegación del CICR en Birmania,  Arnaud de Baecque, en un comunicado publicado en su cuenta de la red social X.

La jefe humanitario relata que "la gente todavía sigue fuera, en la calle", por miedo de réplicas como la que siguió poco después al terremoto inicial. Además, las redes de comunicación y de suministro energético todavía siguen caídas a varias zonas del país, a la espera que la junta militar que gobierna Birmania proporcione un nuevo balance de daños en las próximas horas.

Tareas de rescate a contrarreloj

En Bangkok, los equipos de rescate buscan este sábado contra reloj a unas 79 personas atrapadas entre los escombros de una torre en obras de unas 30 plantas que colapsó en Bangkok el viernes de manera espectacular. Se trabaja a contrarreloj para rescatar a las 30 personas que ya han sido localizadas, mientras las otras 49 todavía permanecen desaparecidas. "Nuestro trabajo no es pararnos a pensar en sí a la gente sobrevivirá o no, sino salvar vidas. Seguiremos trabajando hasta que se agote el tiempo o surja nueva información. Tenemos que seguir centrados en encontrar supervivientes, aseguró el gobernador de Bangkok, Chadchart Sittipunt, quien calificó la operación como una "búsqueda de supervivientes", y ha asegurado que todavía no han perdido la esperanza y que todavía hay gente con vida en las plantas inferiores, mientras ha cifrado en ocho a las personas cuya muerte se ha confirmado y en ocho más los rescatados.