El gobierno de Putin está debatiendo maneras de "normalizar" la vida en Rusia en caso de un alto el fuego con Ucrania, según ha informado el portal Verstka Media, citando fuentes del Kremlin y medios estatales. Las medidas propuestas van desde la eliminación de ciertas personas de la lista negra de "agentes extranjeros" del Ministerio de Justicia hasta la vuelta de Ivan Urgant, el presentador principal de un programa nocturno de entrevistas ruso. Sin embargo, no todas las fuentes de Verstka han coincidido con el hecho de que estas propuestas fueran serias; algunas han expresado dudas sobre si el Kremlin desea la "normalización" o si Rusia podrá volver a la realidad de antes de la guerra. Estas discusiones incluyen la posibilidad de reanudar programas de televisión populares como Evening Urgant y facilitar el retorno de los rusos que se marcharon a causa de la guerra, especialmente empresarios y especialistas en TI. También se considera la posibilidad de sacar personas de la lista de "agentes extranjeros", pero no a gran escala. Aunque se están debatiendo estos planes|planos, muchos funcionarios se muestran escépticos y cuestionan si las medidas de "normalización" podrán ser implementadas, consideran que es irreal volver al estado previo a la guerra.
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Problemas para una Rusia después de la guerra
En otro artículo de Meduza, se aborda los preparativos del Kremlin para afrontar los problemas internos que podrían surgir cuando los soldados rusos vuelvan de la guerra. Un posible alto el fuego podría desencadenar una gran ola de retornos de soldados, muchos de los cuales sufrirán trastornos como el postraumático y otros traumas emocionales y físicos. Se prevé que este fenómeno provoque un aumento del abuso de drogas y alcohol, así como problemas laborales y sociales. Algunos ejemplos podrían ser el paro, el crimen y las deudas, ya que muchos soldados no quieren trabajar en trabajos civiles mal remunerados. De hecho, todo se suma a una importante disminución del número de presos, ha provocado el cierre de varias prisiones rusas. Obviamente, no tiene nada que ver con causas humanitarias, sino con el hecho de que muchos presos son o han ido a Ucrania a cambio de su libertad, tal como señala el portal BBC News Russia. Los presos han sido reclutados para ir al frente del verano del 2022, inicialmente reclutados por la empresa privada Wagner. El proceso ahora se gestiona bajo los auspicios del Ministerio de Defensa. Los presos que no son reclutados y quedan atrás son trasladados a otras prisiones, a menudo en peores condiciones.

Por otra parte, también se prevé un aumento de la violencia de género y embarazos no deseados, ya que los veteranos tendrán dificultades para reintegrarse en la vida familiar. La situación podría complicarse todavía más por la falta de profesionales cualificados para tratar los veteranos y la insuficiente infraestructura para hacer frente a sus necesidades. A pesar de los esfuerzos del Kremlin, como la creación de la fundación "Defensores de la Patria", los expertos advierten que el sistema podría colapsar si miles de veteranos vuelven de golpe. Las autoridades rusas son conscientes de los peligros que supone la vuelta masiva de los soldados, pero el gobierno todavía no ha desarrollado una estrategia eficaz para gestionar estos retos, que podrían amenazar la estabilidad social y económica del país.
Problemas de adaptación a la vida civil
Según recoge el artículo de Meduza, fuentes próximas al gobierno, los altos cargos rusos temen que estos soldados, muchos de los cuales provienen de prisiones o han vivido situaciones extremas, tengan dificultades para adaptarse a la vida civil. Esta falta de adaptación podría hacer aumentar los crímenes, ya que algunos soldados, incluyendo a los voluntarios reclutados desde las prisiones, han cometido crímenes como asesinatos y violaciones después de volver de la guerra. Los responsables rusos comparan la situación actual con la Guerra de Afganistán y la Segunda Guerra Mundial. Aunque en aquellas guerras los soldados volvieron a un país que conocía las dificultades de la guerra, ahora los soldados rusos devuelven a una sociedad donde la mayoría de la gente no tiene experiencia directa de la guerra y podría no entender sus vivencias traumáticas. Un hecho que podría generar brecha entre los veteranos y el resto de la población, cosa que podría desembocar en problemas sociales y en el crecimiento de grupos criminales entre los excombatientes.

El Kremlin también se preocupa por el hecho de que los antiguos soldados puedan formar grupos desilusionados con la sociedad civil, similar a la experiencia de los veteranos de la guerra de Afganistán. Aunque el gobierno es consciente de los riesgos que este fenómeno puede suponer para la estabilidad del país, algunos funcionarios creen que no tienen una comprensión completa del alcance de estos problemas. Por eso, el Kremlin considera que hay que comprender mejor la situación y como la gestiona durante el primer año del mandato del presidente Putin.