La revuelta que los últimos días está quemando, literalmente, Francia no tiene líderes públicos, comunicados ni ninguna estrategia conocida ni objetivo compartido. Una guerra sin cuarteles para la policía, que luchan contra una sensación, una canalización de la ira de unos jóvenes -la mayoría de los detenidos tienen entre 14 y 18 años- que no responden casi a nada ni a nadie y que, con el detonante de la muerte del Nahel, un joven de 17 años abatido por la policía cuando intentó escaparse de un control, han explotado. Eso, sumado a la violencia extrema que se está repitiendo cada noche en varios suburbios de las grandes ciudades de la República, hacen casi imposible poder pararla.

Eric Dupont-Moretti, el ministro de Justicia, ha comparecido este sábado para intentar tirar un mensaje para ayudar a frenar la revuelta, amenazando a todas las personas que, de manera anónima, algunas veces desde casa o en pie de calle, durante los disturbios, animan a las asonadas desde redes sociales escondidas tras el anonimato que permiten estos tipos de plataformas para compartir contenidos. La revuelta francesa se está siguiendo casi en directo por TikTok, Twitter, Instagram y, sobre todo, Snapchat, dónde los jóvenes, mientras saquean tiendas, tiran pirotécnica contra la policía y calcinan vehículos suben vídeos de pocos segundos sirven de gasolina, cree el ministro, para los otros jóvenes, que se sienten interpelados y se suman a las bullas que hace días que tienen Francia patas arriba.

Objetivo: desenmascarar a los jóvenes que marcan los objetivos

El ministro ha asegurado que animar a la revuelta desde internet no saldrá gratis a los alborotadores digitales y ha avisado de que podrán ser acusados de "organización criminal" y "complicidad", y ha avisado de que se han iniciado las gestiones para identificar las IP desde donde se están haciendo estos llamamientos y poder identificarlos. "Quiero que los jóvenes sepan, claramente, que los fiscales de este país buscarán la identidad de los usuarios de las redes, en particular en Snapchat, que son para estos jóvenes un vector de comunicación para dar el sitio, el momento y el objetivo de la agresión. Que nadie piense que detrás de estas redes sociales hay impunidad", ha asegurado Eric Dupont-Moretti.

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Algunos de los alborotadores, contra la policía, en Nanterre / EFE

Tal como hizo también el presidente Emmanuel Macron, el ministro de Justicia ha enfocado la responsabilidad de los jóvenes hacia sus padres. Lo hace, asegura, en dos líneas: la "cívica y moral y ordinaria", pero también por si no es suficiente, por obligación legal. Si los padres les permiten salir de casa para participar en los enfrentamientos contra la policía podrían ser legalmente responsables de los actos de los menores, insiste el ministro. "Todo el mundo tiene que cumplir sus obligaciones: No es normal que los niños de 13 años pasan el rato en la calle para ir a saquear tiendas, joyerías o saquear ayuntamientos, comisarías, juzgados", ha apuntado a Eric Dupont-Moretti.

Quinta noche de revuelta

Estas razzias digitales para intentar desenmascarar a los alborotadores digitales que desde de Snapchat, según el ministro, organizan la revuelta, llega cuando Francia vuelve a organizarse para intentar sofocar una revuelta que ya lleva miles de vehículos quemados, centenares de tiendas saqueadas e incendiadas, decenas de policías heridos y que cada vez sube más de temperatura. Esta madrugada se han reportado policías heridos por arma de fuego, tiros de AK-47 a Lyon, han robado armas a Marsella, comisarías asaltadas y lanzamientos de cócteles Molotov.