Irina trabajaba hasta hace unas semanas para la administración de Kupiansk, controlada por las fuerzas de ocupación rusas. La ciudad en el norte de Ucrania había sido capturada por Rusia, después de que el Kremlin iniciara la guerra. Pero después, cuando las tropas rusas se marcharon de la ciudad y el ejército ucraniano ha recuperado en control de los territorios hasta ahora ocupados, ella y su familia huyeron rápidamente para evitar un castigo por colaborar con las fuerzas de ocupación. Así lo explica un artículo del The Guardian, que constata también que con los territorios recuperados, no paran de salir evidencias que constatan el uso de la violencia para sofocar una disidencia local y mantener el control de los territorios.

Es evidente, sin embargo, que las cosas han cambiado ahora. Algunos supuestamente habrían bajado la cabeza, otros se habrían llevado bien desde el primer momento. La premisa inicial era que los funcionarios de Moscú habían venido para quedarse para siempre. Y es por este motivo, que algunos decidieron simplemente cooperar para seguir viviendo sus vidas.

Para los aliados locales de Moscú, la retirada de las fuerzas rusas que cedieron algunos pueblos con poca resistencia, fue un cambio de tendencia que parecía la traición. Según cita el mismo diario británico, las fuerzas rusas les dijeron que quien mandaba entonces eran ellos y que Ucrania no tenía nada que hacer.

Durante meses, Rusia había dicho a la gente de los pueblos y regiones ocupadas de Ucrania que estaban allí y habían venido para quedarse. Se había incluido el rublo para pagar, los jubilados recibían pensiones de Rusia y se contrató a prorrusos para que trabajaran para las administraciones locales.

Pero Rusia no ha cumplido su promesa y se ha marchado. Y con esta huida, Ucrania ya ha amenazado con perseguir en los locales que ayudaron o cooperar con el ejército ruso. Podría haber penas de prisión que llegaran incluso a los 15 años de prisión. El presidente Volodímir Zelenski ha dicho este miércoles que las fuerzas ucranianas buscaban "erradicar los ocupantes y grupos de sabotaje".

Decepcionados con Moscú

En este sentido, el gobernador de la ciudad rusa de Belgorod, junto a Járkov, ha expuesto que cerca de 1.400 personas están de manera provisional en un campamento temporal después de atravesar la frontera desde Ucrania. Se trata de familias con niños que han huido de enfrentamientos. El artículo del diario destaca que algunos ucranianos que habían huido del país, estaban asustados por la incapacidad de Moscú para aguantar en Járkov y resistir la contraofensiva que ya ha recuperado más de 8.000 kilómetros cuadrados de territorio en las últimas semanas. Hay que recordar que justo este miércoles se anunciaba que Ucrania había recuperado la región de Járkov entera.

Los esfuerzos de Moscú por integrar los territorios y la manera como llegaron hacía pensar en una posible anexión formal que podría llevarse a cabo en algunas regiones este mismo otoño. Ahora bien, la huida de los últimos días de los territorios que, hasta ahora, estaban controlados por Rusia, hace pensar que posiblemente no será así. Por otra parte, además, muchos de los que confiaban en una administración rusa han visto una pérdida de confianza con las actitudes del país y por el hecho de haber perdido territorio de manera tan rápida.

El ejército ruso se ha visto salpicado en los últimos días por la falta de entrenamientos, equipamientos y, en general, falta de éxitos durante la guerra. En este sentido, los problemas del Kremlin pueden no acabarse solo en los fracasos sobre el papel. Y es que a medida que se van liberando ciudades, también se liberan historias.

 

Imagen principal: ciudad de Nicolaiev, en Ucrania / Efe