Cuando hace mucho calor, los turistas ocupan las ciudades y hay gente arriba y abajo, no es nada extraño buscar refugio en un sitio tranquilo, de paz o más fresco. Aquí entra en juego el desfiladero de Saklikent. Desgraciadamente, no se encuentra en Catalunya ni tampoco en España, pero los paisajes son espectaculares. Dignos de un mundo perdido. Aunque quizás lo será por poco tiempo, porque las redes sociales van haciendo trabajo.
Saklikent se encuentra cerca de la "Costa Turquesa" del suroeste de Turquía, un bello tramo del Mediterráneo donde la mayoría de los viajeros se pasan una o dos semanas. Algunos disfrutan de las playas, de otros a menos de una hora de coche, prefieren ir a descubrir una de las grandes maravillas de Turquía: una apertura alta y estrecha en un acantilado escarpado, con aguas azules y un río helado que baja de las montañas del Tauro. Unos 18 kilómetros de largo y paredes de 300 metros, Saklikent se conoce con el nombre de "valle escondido" o "ciudad perdida". Y es que con estas etiquetas se hace difícil no quererse dejar caer un rato. Aunque sea solo para refrescarse.
No es de estañar que, tal como dice la CNN, el lugar se llene brutalmente. Es un imán para los turistas, pero también para los excursionistas. Especialmente porque se tiene que caminar por el medio del río para llegar arriba de todo. Eso sí, el agua fresca. Hay muchas excursiones de un solo día que incluyen Saklikent. En Turquía lo están sabiendo explotar. Hay salidas desde Ankara, Fethiye o Kaş. La mayoría de estas excursiones guiadas, no se quedan demasiado tiempo. Pero la verdad es que vale la pena ir un poco a la aventura. Hay caminos menos concurridos y estos son especialmente para personas que les va el riesgo y descargar adrenalina.
La combinación entre el riesgo y el turismo
Saklikent no es considerado un lugar libre de peligros. Tanto antes como después de entrar hay grandes carteles que advierten que lo hay. "Los primeros 500 metros del recorrido del cañón son aptos para niños, siempre que vayan acompañados de un adulto", advierten. "Avanzar más comporta riesgos de seguridad". Unos carteles a los cuales podrían asustar. Algunos consiguen recorrer más de un kilómetro río arriba y sin guía. Y también sin el equipamiento adecuado, un hecho que, evidentemente, comporta riesgos. En la entrada, el primer tramo, el ambiente es festivo y familiar. Hay que tener en cuenta que se tiene que pagar entrada y vale menos de dos euros. Los visitantes atraviesan la grieta de la roca y un sendero suspendido sobre el agua. Pronto se abre una cuenca natural donde cae agua helada. Hay sitios para comer y mesas de pícnic. Los más atrevidos ponen los pies dentro del agua. Algunos visitantes, incluso se llenan de barro, para depurarse la piel, tal como señala la misma cadena norteamericana.