Diez días después de la retirada de las duras restricciones que hacía dos meses que mantenían confinada la ciudad de Shanghái, el corazón económico de China, la sombra de la covid se vuelve a subir sobre esta. Lo que podría parecer un ligero repunte de los contagios, especialmente en un país con tantos habitantes, activa de nuevo la política de covid cero que impulsa el gobierno chino. Después de detectar un aumento de contagios de transmisión local en la megalópolis china, las autoridades han ordenado el confinamiento de siete de sus 16 barrios para poder hacer tests masivos a sus residentes. Según informa la CNBC, durante el periodo de pruebas, a los residentes de las zonas afectadas tendrán que quedarse en casa hasta se hagan todos los tests. No está claro cuánto de tiempo implica eso, ya que el nuevo confinamiento afecta en torno a 8 millones de personas, según apuntan algunos medios.

Todavía no está claro si este confinamiento puntual con el fin de poder hacer tests a la población será la única medida que se tomarán esta vez. Por ejemplo, la situación de los negocios es incierta, porque parte de las restricciones varían según los barrios. Algunos negocios pueden abrir y otros no. La política de covid cero choca con una población fatigada e intenta adaptarse dentro de su dureza. Sin embargo, la naturaleza misma de la estrategia del gobierno chino se basa en la mano dura, incluso cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) no lo sigue recomendando.

El gobierno chino ha hecho una apuesta por una política muy autoritaria de control del coronavirus, la cual ha sido criticada internacionalmente. Tedros Adhanom Gebreyesus, director de la organización, criticó en mayo la postura de Pekín. "La política de covid cero que están aplicando las autoridades de China delante del último repunte de casos no es sostenible teniendo en cuenta los conocimientos actuales sobre el coronavirus", afirmó y añadió: "ahora tenemos un buen entendimiento del virus y buenas herramientas, de manera que transitar a otra estrategia sería muy importante". Las palabras no solo no convencieron en Pekín, sino que se encontraron con un rechazo frontal. El presidente chino preguntó mano dura contra quién cuestione los confinamientos por covid-19, y esta petición no excluye al director de la OMS.

10 días sin restricciones

Gritos, euforia y fuegos artificiales acompañaron el fin del confinamiento de más de dos meses el pasado 1 de junio. En aquel momento, la gran mayoría de los 25 millones de shanghaineses podían volver a la normalidad, con algunas restricciones. Devolvía el tráfico, las personas caminando libremente por la calle y muchos comercios alzaban sus persianas. Sin embargo, algunas medidas sanitarias se mantenían como la necesidad de mostrar tests negativos para acceder en algunos edificios o espacios públicos. A pesar de estas limitaciones que se mantenían el 1 de junio, la alegría de dejar atrás más de dos meses de durísimo confinamiento no se podía contener.