La misión Crew-10 se ha elevado esta madrugada con éxito desde el Centro Espacial Kennedy a Florida, con tres astronautas y un cosmonauta, para realizar una rotación de tripulación a la Estación Espacial Internacional (EEI), lo que permitirá que Suni Williams y Barry Butch Wilmore puedan volver a casa después de casi diez meses atrapados en el espacio. La misión utiliza una cápsula Dragon Endurance de Space X, lanzada por un cohete Falcon 9, para llegar a la estación espacial, donde se espera que se acople en torno a las 11.30 pm (hora de Miami) de este domingo 16 de marzo (que serán las 5.30 del 17 de marzo hora española), después de un viaje de aproximadamente 34 horas desde el lanzamiento. La misión Crew-10 se tenía que haber lanzado el pasado miércoles, pero se tuvo que aplazar por un problema hidráulico en la torre de lanzamiento.

 

Retorno la próxima semana

Suni y Butch esperan como agua de mayo la llegada de los cuatro tripulantes que a partir de ahora los relevarán en la EEI: la comandante Anne McClain (de la NASA), la piloto Nichole Ayers (NASA), el especialista de misión japonés Takuya Onishi (JAXA) y el cosmonauta ruso Kirill Peskov (Roscosmos), también especialista de misión, con los que están deseando abrazarse. Los dos, sin embargo, no volverán enseguida a la Tierra, sino que estarán unos días facilitando la transición con los nuevos astronautas. Tal como marca el protocolo habitual, al llegar al laboratorio en órbita los miembros de la tripulación "ayudarán a familiarizarse" a los recién llegados "con el trabajo científico y de mantenimiento de la Estación", cosa que favorece una transición más segura de las operaciones a bordo del laboratorio orbital. Después del traspaso de información entre tripulaciones y "en función de las condiciones meteorológicas", los astronautas de la NASA Nick Hague, Suni Williams y Butch Wilmore, junto con el cosmonauta de Roscosmos, Alexandr Gorbunov, abordarán una nave espacial de SpaceX con el objetivo de amerizar en la costa de Florida, lo que se prevé que hagan a finales de la semana próxima.

Boeing pierde la guerra con Space X

Suni Williams y Butch Wilmore partieron el pasado 5 de junio en una nave Starliner de Boeing para una misión de prueba que originariamente estaba planificada para durar ocho días, pero a causa de problemas técnicos, se han tenido que quedar en el laboratorio orbital todos estos meses. La NASA decidió que los dos astronautas se quedaran a la Estación Espacial Internacional y que no volvieran a la Tierra en la Staliner, que completó su retorno a la Tierra a principios de septiembres, pero sin tripulación a bordo. Esta decisión se tomó a causa de las preocupaciones sobre la capacidad de la nave por mantener una orientación precisa durante el reingreso, considerando los problemas que surgieron durante la primera etapa del viaje. Por una parte, las fugas de helio en los propulsores del vehículo, y de otra, erradas en los propulsores del sistema de control de reacción. Pero esta decisión implicó que Suni y Butch se quedaran varados en el espacio, sin poder retornar a la Tierra hasta febrero del 2025. Esta decisión también tenía implicaciones importantes para la competencia entre empresas privadas a la carrera espacial norteamericana, dado que Boeing se postulaba como competencia de Space X de Elon Musk en el sector espacial comercial.

Controversia política

Precisamente Musk y su jefe, el presidente Donald Trump provocaron una polémica en torno al retorno de los dos astronautas de la NASA, asegurando que la administración Biden los había "abandonado" por "razones políticas", y el magnate propietario de Space X aseguró que se ofreció a traer a Suni i Butch de vuelta meses antes, pero la administración del anterior presidente lo rechazó. En una entrevista con Fox News, Musk llegó a decir que el retorno de los astronautas "se había pospuesto hasta un grado ridículo", y Trump aseguró que Biden "iba a dejarlos en el espacio".

Los dos astronautas, sin embargo, han negado que la política tuviera nada que ver con su permanencia en el espacio y han tratado de desmarcarse de las acusaciones de qué la administración Biden los había "dejado atrás". Aunque han reconocido que quieren devolver en casa para reunirse con sus familias, de los que llevan mucho tiempo alejados, siempre han mantenido un espíritu positivo, asegurando que disfrutan de las actividades diarias en microgravedad, que ofrece una perspectiva única.