Serbia y Kosovo han llegado a un acuerdo para poder desbloquear la disputa sobre el reconocimiento mutuo de sus documentos de identidad. La negociación ha contado con la mediación de la Unión Europea. El alto representante de asuntos exteriores y de seguridad del club comunitario, Josep Borrell, ha sido el encargado de anunciar el acuerdo|entendimiento a través de Twitter. "Bajo el diálogo facilitado por la UE, Serbia ha acordado eliminar los documentos de entrada y salida para las personas con tarjetas de identidad de Kosovo y, por su parte, Kosovo ha acordado no introducirles para personas con documentos de identidad serbios". De esta manera, los serbios de Kosovo y el resto de ciudadanos podrán viajar libremente entre este país y Serbia utilizando su documentación.

A finales de julio, hubo máxima tensión en las fronteras ante la posibilidad de que entrara en vigor la prohibición de aceptar los documentos de identidad y matrículas serbias para ser sustituidas por kosovares. Prístina se comprometía a retrasarlo hasta el 31 de agosto después de que los Estados Unidos y la Unión Europea convencieran al primer ministro de Kosovo, Albin Kurti, a ejecutar esta prórroga. En sus redes sociales, Kurti ha confirmado el acuerdo y ha reivindicado que "los ciudadanos de nuestra República ahora pueden viajar libremente a Serbia como iguales; la reciprocidad es el espíritu de una solución justa y de principios".

Serbia no reconoce Kosovo

El cierto es que las relaciones entre Pristina y Belgrado nunca han llegado a normalizarse. Desde que Kosovo proclamó su independencia unilateral el año 2008, Serbia no la ha reconocido, a diferencia de lo que ha hecho, por ejemplo, la Unión Europea o los Estados Unidos. España, en cambio, es de los pocos países que tampoco reconoce Kosovo como estado independiente. El año 1974, Yugoslavia reconoció el territorio kosovès como "provincia independiente" de Serbia y, a pesar de tener un estatus menor que otras repúblicas como Bosnia, Cròacia, Eslovenia, Macedonia o Montenegro, marcaba perfil propio. Después de las guerras de los Balcanes, Serbia quiso seguir controlando Kosovo hasta que estos últimos declararon la independencia con el apoyo|soporte de países occidentales.

Inicialmente, esta negociación parecía condenada al fracaso. El alto representante diplomático de la Unión Europea, Josep Borrell, no obtenía resultados con la mediación, hasta el punto que llegó a asegurar que "las dos partes serán responsables de cualquier escalada que se produzca". También se había pronunciado sobre esta escalada de tensión el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, que instaba a los países a "volver a la estabilidad". Además, avisaba de que la Kosovo Force, una misión de paz que la Alianza Atlántica mantiene en el país balànic desde 1999, estaría "preparada para intervenir" en caso de que la situación fuera a más.