Las elecciones generales en Italia cada vez están más cerca y el fascismo italiano gana fuerza. A poco menos de siete semanas para los comicios del 25 de septiembre, la alianza de la derecha, compuesta por la formación fascista Fratelli de Italia y los ultraderechistas de la Lega y Forza Italia, coge impulso en las encuestas. Los sondeos le dan a la extrema derecha el 45% de los votos, que se podría convertir en casi una mayoría absoluta. El nombre dentro de esta coalición electoral que más repercusión está teniendo está siendo el de Georgia Meloni. La líder del partido Fratelli de Italia es un producto del espacio postfascista, una vez fue borrado Benito Mussolini del mapa. Nacida en 1977, siempre ha militado en formaciones de extrema derecha, nunca en ninguna formación moderada. De hecho, a los 15 años ya empezó a militar en el Frente de la Juventud (Fronte della Gioventù, en italiano), las juventudes del Movimiento Social Italiano, un partido político de ideología abiertamente fascista, fundado en 1946, que quería seguir el testimonio de Mussolini. Meloni, musa del fascismo y la extrema derecha italiana, con los últimos datos en la mano, se podría convertir en las próximas elecciones en la nueva presidenta del país.
La alianza de derechas ahora mismo ganaría los comicios. El pacto electoral está liderado con el 24% por el partido de Meloni, Fratelli, seguido por la Lega de Matteo Salvini con un 11% y Forza Italia de Silvio Berlusconi con un 8%. Meloni comanda este grupo que aunque rechaza directamente autollamarse fascistas, no tiene ningún reparo en no esconder la simbología que siempre ha sido relacionada con el fascismo italiano. De hecho, el escudo de Fratelli lleva el símbolo de Mussolini, la llama verde-blanca-roja, que históricamente siempre han abanderado las formaciones de ultraderecha del país. También la formación de Meloni cuenta con el apoyo de problemáticos neofascistas, aparte de rendir homenaje a la memoria de Il Duce haciendo regularmente el saludo romano en sus mítines electorales, que sería el equivalente al 'Seig Heil' nazi.
Los socios internacionales de Meloni son gente como el expresidente de los EE.UU. Donald Trump o la formación de ultraderecha española, Vox. También conserva estrechos vínculos con el líder de la derecha húngara Víktor Orbán. Además de ser la presidenta del partido Conservador y Reformistas Europeos, que incluye el PiS polaco, los Demócratas Suecos de extrema derecha y a Vox. Políticamente, la líder de Fratelli y posible nueva presidenta de Italia, representa un combinado de nacionalismo identitario de derechas, xenofobia sin complejos y fundamentalismo cristiano. Así, cargando contra la "invasión masiva de emigrantes", la "islamización de Europa", el "lobby LGTBI" o los "burócratas de Bruselas". De hecho, sigue las características de cualquier partido de extrema derecha europeo. Meloni se describe como madre, cristiana e italiana, y siente que esta identidad está "amenazada" por las políticas actuales.
La proximidad de algunas personalidades ligadas Fratelli con varios círculos de extrema derecha ha quedado documentada en multitud de ocasiones. Por ejemplo, el año pasado, una investigación del rotativo digital Fanpage expuso las relaciones de algunos dirigentes del partido con el eurodiputado Carlo Fidanza y el empresario Roberto Jonhhi Lavarini, conocidos para formar parte de varios grupos fascistas.