Durante los últimos 10 meses, cientos de miles de israelíes invadieron las calles todas las semanas para protestar contra el gobierno de Benjamin Netanyahu y su decisión de llevar a cabo una amplia reforma en el sistema judicial del país.

Los manifestantes se organizaron en decenas de puntos de todo el país, y en especial en la calle Kaplan de Tel Aviv, desafiando al gobierno más derechista en la historia del estado judío. En medio de esta revolución judicial, a la que consideraron antidemocrática, muchos aseguraron que no se iban a presentar al servicio de reserva voluntario en sus unidades del ejército. Incluso formaron una asociación de reservistas y veteranos a la que llamaron "Hermanos en armas", a fin de luchar unidos contra la política del gobierno.

Pero el día 7 de octubre todo cambió. El mayor ataque terrorista en la historia de Israel transformó todas las prioridades. Las amenazas de no asistir a la reserva se esfumaron en un segundo. 

Avi Sharir, uno de los fundadores de la asociación, comentó: "En medio del ataque recibimos muchas llamadas de ciudadanos que necesitaban ayuda para salir de sus lugares de refugio. Los terroristas los estaban buscando para matarlos. No sabíamos qué hacer. Así que nos reunimos de inmediato y algunos equipos comenzaron a viajar al sur a sumarse al ejército y la policía en el intento de rescate de la población civil. Posteriormente, comenzamos a establecer salas de control para atender las necesidades básicas de los evacuados y sobrevivientes que escaparon sin nada, como alimentos y ropa".

Cambios de objetivo después de la masacre

De esa manera, el día 8 de octubre, esta ONG cambió su objetivo. En lugar de luchas contra el gobierno, ahora estaban 100% apoyando los esfuerzos del país en la guerra contra Hamás, apoyando en particular las necesidades de la población civil evacuada. Se sumaron otras ONG y se organizaron tareas de las más variadas índoles: desde ropa para los evacuados, juguetes para los niños, comida, comida para animales, libros, ayuda psicológica para aquellos que sufrieron trauma, etc. Todas las personas que trabajan lo hacen de manera voluntaria, todo lo que consiguen para ayudar a la población es gracias a donaciones, tanto de empresas como de particulares.

Recogida de material para personas evacuadas / Foto: Felipe Wolokita

En el edificio del predio municipal de exposiciones Expo Tel Aviv, nos recibe Guili Brenner, una joven de Tel Aviv voluntaria, quien enseña con orgullo el sofisticado nivel de organización de la ONG: "Personas de todos los sectores sociales, especialmente de nuestra ONG, son las primeras en estar tanto en el frente de combate como aquí ayudando en la retaguardia. Incluso hay hombres y mujeres que vienen directamente del servicio de reserva para seguir ayudando aquí".

Luego nos lleva a un estacionamiento subterráneo, donde se encuentra el depósito logístico central, desde donde operan la mayoría de los miles de voluntarios. No es un detalle que esté ubicado en ese lugar. De esa manera están refugiados de los constantes ataques diarios con cohetes desde Gaza que azotan a la población de Tel Aviv.

Guili continúa su explicación: "Como pueden ver, una vez que un automóvil o una camioneta llega con suministros, entra y luego descarga todos los suministros allí. Luego los estos se clasifican y transportan desde aquí a donde se necesitan, según una lista muy organizada que hicimos con antelación". La ayuda es enviada en camiones y coches privados a 200.000 ciudadanos de las fronteras sur y norte de Israel que se han convertido en refugiados dentro de su propio país.

Críticas al gobierno por su lenta respuesta a las necesidades

Más allá de la satisfacción por la ayuda a los necesitados israelíes, casi nadie oculta sus críticas al gobierno israelí por la lenta respuesta a los problemas que la sociedad civil se enfrenta desde el inicio de la guerra.

Ben, un voluntario de 24 años, dice de manera enfática: “Llevamos diez meses luchando por la democracia, por tener un país mejor y más justo. Nos damos cuenta de que el gobierno no solo ha abandonado la seguridad, sino también el bienestar de sus ciudadanos desplazados. Nos encontramos haciendo muchas cosas que el gobierno debería hacer. Brindamos alimentos, equipos, lo que cada persona en el país necesita. También ayudamos al ejército y también a decenas de miles de evacuados en hoteles”.

Entre la asistencia brindada desde aquí, también se pueden encontrar cajas con todo lo necesario para organizar una Shivá, la semana de duelo de siete días según la religión judía.

Asimismo, desde este centro de Tel Aviv se desplazan por todo el país maestros y programas escolares para niños de familias evacuadas, y sobre todo psicólogos que intentan ayudar a todos aquellos que están traumatizados por las sádicas atrocidades que han vivido o visto con sus propios ojos. Tjelet, una voluntaria estudiante de Psicología, nos cuenta: "Siempre hay un momento durante el día en el que empiezan a sentir el trauma nuevamente. Por eso intentamos darles unas primeras herramientas para afrontarlo".

En los últimos días, han creado incluso un departamento que opera en la máxima discreción para identificar a las víctimas de la masacre y ayudar en la liberación de los rehenes en poder de Hamás. El gobierno no tuvo presencia en el país en los primeros días de la guerra, salvo en el ámbito militar. Esto dio gran protagonismo a iniciativas privadas como esta.

Otra cuestión que se destaca es el alto número de voluntarios provenientes del sector de la industria de alta tecnología, de la cual Tel Aviv es una de las mecas internacionales. Avi Sharir comenta al respecto: "Nos ayuda gente que conoce las tecnologías más avanzadas. No solamente programación, también ciberseguridad e inteligencia artificial. En realidad, fueron ellos quienes quisieron ayudar y colaborar utilizando sus conocimientos".

Los mejores profesionales del ámbito tecnológico contribuyen ante la crisis / Foto: Felipe Wolokita

Las mejores mentes de la ciencia y la tecnología de Israel se concentran en esta organización, y dicen que cuando termine la guerra, volverán a las calles de Israel para luchar por el carácter liberal del estado judío y por la paz en la región.