Alemania se prepara para las elecciones federales en el Bundestag –Parlamento–, que se celebrarán el 23 de febrero, después de la ruptura de la coalición de socialdemócratas (SPD), liberales (FDP) y verdes (Die Grünen) que ha dirigido el país desde el 2021. El actual canciller, el de las encuestas a favor de los conservadores de la CDU, liderados por el democristiano Friedrich Merz. Los sondeos también pronostican el crecimiento de los ultras de Alternativa por Alemania (AfD), cosa que puede poner a prueba la continuidad del cordón sanitario de los dos grandes partidos contra la extrema derecha. Según destacan las encuestas elaboradas por Süddeutsche Zeitung, otorga una ventaja de entre 8 y 9 puntos a la CDU y sitúa a la extrema derecha de AfD en segunda posición, cinco puntos por delante del SPD, al cual al mismo tiempo los pisan los talones. La tendencia de los últimos días es que la CDU y el SPD están cediendo terreno a favor de AfD y Die Grünen. Los liberales del FDP, por otra parte, podrían verse superados incluso por Die Linke y por una marca de izquierda populista y prorrusa de nueva creación, la BSW.

Friedrich Merz, líder de la CDU / Efe

Las elecciones y los cambios que presentan

Las elecciones del 23 de febrero se regirán por la nueva ley electoral que impulsó el gobierno de Scholz y que tumbó parcialmente el Tribunal Constitucional alemán. Uno de los principales cambios es la reducción del número de escaños del Bundestag, de 736 en 630, por lo tanto, la mayoría necesaria para ser investido canciller pasa a los 316 diputados. El sistema electoral alemán, por otra parte, se basa en un doble voto. Es decir, primero se escoge el candidato de cada una de las circunscripciones, que suman hasta 299. Después, el segundo voto se designa a una lista cerrada de partido, que determina el número de parlamentarios que tendrá cada partido.

El SPD consiguió superar la CDU, un hecho que permitió al Scholz convertirse en canciller. Ahora bien, el descontento entre la población alemana ha ido creciendo, especialmente como consecuencia directa de la economía del país, a punto de entrar en recesión. En este contexto, los ultras podrían dar el sorpasso al SPD, pero no tienen opciones reales de influir en la gobernabilidad. Tal como se hace eco El Periódico, el escenario más plausible que reflejan las encuestas sería una alianza entre la CDU, el SPD y los verdes de Die Grünen. Por su parte, el liberal Partido Democrático Libre (FDP) corre el peligro de caer por debajo del umbral del 5% necesario para asegurarse representación en el Bundestag.

Alice Weidel, líder del AfD / Efe

Manifestaciones contra AfD

Según los organizadores, fueron 250.000 participantes, mientras que las cifras de la Policía afirman que fueron en torno a 160.000 las personas que protestaron este domingo pasado en Berlín para pedir que se mantenga el llamado cordón sanitario a la formación de ultraderecha AfD. El cordón sanitario es la manera como los partidos marcan distancias con el partido de ultraderecha AfD, oficialmente considerada "parcialmente de extrema derecha".

Las protestas se inscriben en el contexto de la moción que Friedrich Merz, presidente del partido democristiano CDU, presentó el miércoles de la semana pasada en el Bundestag, a favor de un endurecimiento drástico de la política de asilo. La propuesta se aprobó gracias al apoyo de los votos de AfD. Dos días más tarde, un proyecto de ley en este sentido, también presentado por los democristianos CDU/CSU, fracasó en el Bundestag. AfD votó unánimemente a favor, pero no lo hicieron así todos los diputados de CDU/CSU, ni del liberal FDP, según destaca el portal de la Deutsche Welle.

Protestas contra AfD / Efe

El auge de la extrema derecha en Alemania

Con la historia del país, uno se podría preguntar por qué ha crecido tanto la extrema derecha en el país. Pero si una cosa han sabido hacer los partidos de la extrema derecha en Europa –y los populismos por todo el mundo– es canalizar el descontento del país. Mirado en perspectiva, el crecimiento del partido a las elecciones ha sido constante. En el 2013 se quedó por muy poco fuera del Bundestag (4,7%, el umbral para entrar es el 5%), en el 2017 consiguió un 12,6% de los votos y se convirtió, después de la formación de una Gran Coalición entre la CDU y el SPD, el líder de la oposición. En los últimos comicios sufrió una ligera pérdida, con un 10,4% de los votos. A escala regional la evolución es más desigual. Ahora bien, en los llamados nuevos federados, es decir aquellos estados federados que formaban parte de la desaparecida República Democrática Alemana (RDA), se ha convertido en la opción preferida de los votantes jóvenes y trabajadores.

Protesta contra el auge de AfD en Neu-isenburg / Efe

De hecho, tal como destaca el Salto, un 33% de los votantes de Alternativa por Alemania a las elecciones europeas eran trabajadores, un porcentaje que aumenta en los casos de Turingia (49%), Sajonia (45%) y Brandeburgo (46%). El candidato de Tunrígia, donde Alternativa por Alemania ha obtenido sus mejores resultados, es Björn Höcke, que lidera la facción más extremista del partido, llamado Der Flügel, y que ha expresado reiteradamente ideas de extrema derecha. Höcke incluso ha utilizado en sus discursos expresiones asociadas al Tercer Reich, tal como destaca el mismo portal.

¿Qué motivos han hecho crecer el AfD?

La pregunta, aparentemente simple, tiene una respuesta complicada. Según el Salto, habría cuatro elementos. El primero hace referencia a la habituación. En el marco de la Unión Europea, el ascenso de un partido de ultraderecha a un país legitima y normaliza el ascenso de un partido de ultraderecha a otro, especialmente si se trata en países con un peso económico importante y proyección internacional, como es el caso de Francia, o de los cuales está la percepción de un estado democrático impecable y de un modelo del bienestar sólido.

El segundo, destaca el mismo portal, es la gestión de la llamada crisis de los refugiados del 2015. Solo en el 2015 unas 89.000 personas se inscribieron como demandantes de asilo en Alemania, muchos procedentes de países del Oriente Medio afectados por conflictos, el más importante de los cuales entonces era el de Siria. Las políticas neoliberales y las políticas de acogida no acostumbran a funcionar muy bien cuando van de la mano, por bienintencionado que sea su discurso. Muchos municipios alemanes se vieron rápidamente desbordados por la llegada de refugiados y sin recursos. A todo eso se añadió una visión económica e instrumental de los refugiados y los inmigrantes: la idea, expresada abiertamente, que su acogida era por motivos humanitarios, acompañada de otra idea, expresada discretamente, que servirían para suplir la falta de mano de obra cualificada en el sector industrial y servicios del mercado laboral. Esta conjunción hizo que muchos trabajadores vieran en los refugiados futuros competidores por unos puestos de trabajo y servicios públicos cada vez más escasos y difíciles de conseguir.

Una papelera con un adhesivo que dice "urna para el AFD" cerca de un lugar donde se celebraba campaña electoral a Neu-Isenburg / Efe

El tercer motivo hace referencia a la crisis del modelo económico y asociado al peso político internacional de Alemania. Esta crisis de un modelo que basaba el crecimiento en la exportación de manufacturas, de un lado, y el estancamiento salarial de sus trabajadores y la falta de inversiones suficientes en infraestructuras y servicios, de la otro, es el resultado de la demora en la introducción de reformas para modernizar el sector industrial y hacer el sector terciario más socialmente justo. Este modelo, que había empezado a dar muestras de agotamiento antes de la pandemia por los cambios en la política económica y exterior de los Estados Unidos y por el ascenso de China a primera potencia económica, se vio definitivamente trastocado con las sanciones de la Unión Europea en Rusia en respuesta a la invasión de Ucrania en el 2022 y su efecto bumerán y la explosión del gas. Precisamente, tal como constata este mismo portal, estos acontecimientos han llevado a un incremento de los precios de la energía que ha tenido un impacto directo en las principales industrias del país, todas las cuales requieren un gran consumo energético. Como destacaba la misma publicación, en el caso de los estados federados, las cosas se viven de manera diferente. Recientemente, habían empezado a "atrapar" económicamente los de Alemania occidental y que desde hace años pierden población, esta crisis es vivida de manera más dramática. Y es sentida así porque golpea en un tejido social que ya había sido castigado por la desindustrialización de los años inmediatamente posteriores a la Reunificación, un proceso que hoy día muy poca gente se atreve a presentar ya con el entusiasmo de hace unos años. Un hecho que señalan varios expertos y periodistas que han cubierto este proceso.

El cuarto, que puede parecer contrario al anterior y no acostumbra a aparecer mucho en los análisis sobre el fenómeno de Alternativa por Alemania por motivos bastante obvios, es el chovinismo económico alimentado por el gobierno y los medios de comunicación alemanes durante la crisis de deuda en Europa, tal como destaca el mismo digital. Durante estos años tanto el gobierno como los medios de comunicación difundieron la idea de que Alemania era un oasis de estabilidad, la locomotora económica de la Unión Europea ante una Francia decadente en todos los aspectos y de una Europa meridional sobre la cual se recuperaron todos los tópicos peores. Hay que recordar, en este sentido, el papel de los medios de comunicación que alimentaban la imagen que los ciudadanos del sur de Europa se estaban aprovechando de los alemanes y su trabajo. Un hecho que habría alimentado el nacionalismo económico. Según destaca el Salto, estos elementos, a grandes rasgos, habrían contribuido al auge de la extrema derecha en Alemania.