No se espera que las elecciones presidenciales rusas de este 17 de marzo traigan demasiados cambios al Kremlin. Con la mayoría de figuras de la oposición encarceladas o en el extranjero, muchos medios de comunicación bloqueados, el Kremlin mantiene un estricto control sobre el sistema político del país. La votación prácticamente garantiza que el presidente Vladímir Putin, de 71 años, consolidará su lugar en el poder. Borís Nadezhdin, principal opositor ruso, después de intentarlo hasta el último momento, no podrá presentarse a las elecciones. En una entrevista en ElNacional.cat, confesó que seguramente sería imposible conseguirlo y, precisamente por eso, ya establecía una nueva hoja de ruta. Ahora bien, a pesar de la falta de oposición, las elecciones tienen igualmente importancia para aquellos que buscarán información sobre la maquinaria política de Rusia, así como las opiniones de la población rusa, después de que se celebren estos comicios después de dos años de guerra con Ucrania.
Votación de las zonas remotas de Rusia
La votación anticipada para las elecciones presidenciales ya está en marcha desde el pasado día 1 de marzo a las zonas remotas del país. Las "mesas electorales móviles" van pasando por las diferentes casas o incluso al aire libre. Se trata sobre todo de zonas al norte de Siberia. La Comisión Electoral Central de Rusia (CEC) ha dicho que sus representantes están visitando estaciones meteorológicas y polares y también campamentos de pastores. Llegan con helicópteros, motonieves o trineos arrastrados por perros, destaca el The Moscow Times. Está previsto que esta votación anticipada acabe el 14 de marzo, un día antes de que empiece la votación regular, que durará tres días, es decir, el día 15, 16 y 17.
Ucrania también podrá votar por Putin
La votación anticipada también ha llegado a los territorios de Ucrania ocupados por la Rusia de Putin. Los funcionarios de la CEC llevan las urnas y van casa por casa. Incluso, acompañados por soldados. Las cuatro regiones de Ucrania, parcialmente ocupadas, tendrán un papel destacado. La imagen que pintará la televisión rusa será tan previsible como el resultado. Es posible, tal como alerta The Guardian, que incluso salgan ucranianos muy contentos de la victoria de Putin. Será un mensaje en la población local que no hay alternativa al control ruso, y explicará una historia para la gente de Rusia de una población supuestamente feliz que da la bienvenida a sus nuevos gobernantes. La narración también estará especialmente seleccionada.
El mismo diario, sobre el terreno, concretamente en Zaporiyia, alerta de que en cada ciudad, uno de los primeros actos del ejército ruso al llegar fue parar a los líderes locales y presionarlos para que trabajaran para los ocupantes. La mayoría de los alcaldes rechazaron la presión y se negaron a colaborar. Además de las deportaciones, las autoridades rusas han secuestrado a miles de ucranianos locales considerados peligrosamente proucranianos. Muchos de sus familiares no han tenido noticias sobre los seres queridos desaparecidos durante meses.
Aunque muchos roles de empleo de cara al público han sido asignados a colaboradores, la parte dura del poder ruso –las fuerzas del orden y los servicios de seguridad del FSB– es toda importada de Rusia. El jefe del FSB instalado por Rusia en la región de Zaporiyia, Alexander Gaglazov, fue transferida de su lugar de director del FSB regional a la región rusa de Tambov, mientras que el jefe del poderoso comité de investigación de Rusia, Alexander Tsarakayev, llegó desde un trabajo en la isla Sajalín, a ocho zonas horarias de distancia, al extremo este de Rusia. Además del poder duro, los rusos han lanzado una campaña propagandística para mantener el control de los mensajes. Una serie de documentos financieros internos del Kremlin, filtrados al sitio web estonio Delfi y compartidos con otros medios, incluido The Guardian, muestran la escala de estos esfuerzos. Un documento, fechado en enero del 2023, dice que se han asignado 6.600 millones de rublos (67,26 millones de euros) para varios proyectos en los territorios ocupados relacionados con la formación de nuevos funcionarios públicos, "programas educativos entre jóvenes" y el despliegue de la infraestructura de Roskomnadzor, el censor ruso de Internet que bloquea detecta sitios web "indeseables" y supervisa el uso de la web.