Por alegría de algunos y desgracia de otros, Donald Trump vuelve este lunes a la presidencia de Estados Unidos. Y lo hace como delincuente, después de haber sido condenado por el caso Stormy Daniels. Pero, según él, la actriz porno no ha sido la mujer que más lo ha influido: lo ha sido su madre, Mary Anne MacLeod. Esta es la sorprendente historia de la madre de Donald Trump, la escocesa que llegó descalza a los Estados Unidos.
Nació el año 1912 en las islas Hébridas Exteriores (Escocia), en una época de miseria que poco después se agravó por el estallido de la Gran Guerra. Fue la segunda de diez hermanos, de una familia en la cual se hablaba gaélico escocés. Algunas de sus hermanas se marcharon a vivir a Estados Unidos y ella quiso seguir el mismo camino. Consiguió un visado de inmigración en febrero de 1930 y el 2 de mayo del mismo año zarpó de Glasgow a bordo del RMS Transylvania. Llegó a Nueva York nueve días después, al día siguiente de su decimoctavo aniversario.
La madre de Trump, una inmigrante económica
Una vez en Nueva York, MacLeod declaró que quería adquirir la ciudadanía de EE.UU. y residir permanentemente en el país, de manera que se convirtió en lo que se conoció como inmigrante económica —una de las decenas de miles de escoceses que abandonaron Escocia para vivir en EE.UU. o en Canadá, por las consecuencias de la Gran Guerra y las expulsiones que sufrieron por parte de los propietarios de las tierras donde vivían. La lista de pasajeros del barco incluye datos como la altura (172 centímetros), el color de sus ojos (azules) y el trabajo (trabajadora del hogar).
Según la leyenda —explicada, entre otros, por el mismo Trump—, llegó al país con 50 dólares (más de 900 dólares de hoy) y sin zapatos, residiendo con una hermana mayor en Long Island y trabajando como trabajadora doméstica durante al menos cuatro años. Uno de los trabajos que tuvo fue de niñera en una familia opulenta de Nueva York, pero lo perdió por los problemas causados por la Gran Depresión. En cualquier caso, se puede decir que empezó su vida en EE.UU. como una sirvienta pobre, escapando de una pobreza mayor de su país natal.
De niñera en un Rolls-Royce
Volvió a menudo a las islas Hébridas y mantuvo el gaélico como lengua. Tal cosa no significó que infringiera ninguna ley de inmigración, ya que siempre volvía a EE.UU. sin problema, con la intención de quedarse a vivir. De hecho, en el censo de 1940 figuraba como residente de Nueva York y en 1942 consiguió la ciudadanía.
A mediados de los años treinta, MacLeod conoció a Fred Trump —que ya era promotor y constructor inmobiliario—. Fue en una fiesta, donde los dos se enamoraron, hasta el punto que se casaron en enero de 1936. Poco más de un año después, dio a luz a la primera hija, Maryanne (1937-2023), que estuvo seguida de Fred C. Trump Jr. (1938-1981), Elizabeth (1942), Donald (1946) y Robert (1948-2020). A duras penas sobrevivió al último parto. La familia vivió en Queens y, con el tiempo, aumentó la riqueza: empezaron viviendo en casa de la suegra, en 1940 se compraron su propio hogar y, finalmente, se la vio conduciendo un Rolls-Royce. Murió el 7 de agosto del 2000, a los 88 años.