SOS Méditerranée y Médicos Sin Fronteras (MSF) renuncian a seguir fletando el Aquarius para realizar rescates de inmigrantes en el Mediterráneo, ante los obstáculos que han afrontado, y la primera de esas ONG busca ahora un barco que pueda reemplazarlo.
En un comunicado, SOS Méditerranée explicó que, "ante los ataques incesantes de que han sido objeto el barco y su tripulación", se ha visto obligada a tomar esta decisión, que espera que al menos favorezca "la reanudación rápida y duradera de la misión de búsqueda y de salvamento en el Mediterráneo central".
La ONG francesa, que recordó que en los 34 meses de misión el Aquarius ha prestado asistencia a "cerca de 30.000 personas", subrayó que sigue "plenamente comprometida" para volver al mar "a comienzos de 2019".
En concreto, añadió, explora "activamente las opciones para un nuevo barco y un nuevo pabellón y estudia con seriedad todas las propuestas de armadores que le permitan continuar su misión de salvamento".
Según la directora general Sophie Beau, "desde nuestra primera misión en febrero de 2016, nuestras operaciones no han sido posibles más que gracias al apoyo increíble que recibimos de la sociedad civil".
La ONG consideró que la culpa de que el Aquarius lleve dos meses amarrado en el puerto de Marsella (sureste de Francia) sin poder realizar misiones de rescate es "el ensañamiento de una campaña política, judicial y administrativa".
En esos dos meses, recordó, y por "múltiples presiones políticas" se le ha retirado primero la bandera de Gibraltar y luego la de Panamá con las que había navegado, y ahora tiene que defenderse de alegaciones de haberse dedicado a una actividad criminal, "acusaciones desproporcionadas y sin fundamento".
Todo ello se produce cuando, en lo que va de año, "más de 2.100 personas" han muerto en el Mediterráneo y muchas han sido interceptadas por los guardacostas de Libia, "que están apoyados por la Unión Europea", denunció Beau.