Los enfrentamientos entre el ejército de Sudán y la principal fuerza paramilitar del país ha dejado, como mínimo, 56 muertos. Ahora bien, el control del palacio presidencial y el aeropuerto internacional de Jartum está en duda porque ha habido muchas disputas y reivindicaciones de las dos partes.
¿Por qué hay enfrentamientos en Sudán?
Los enfrentamientos han golpeado justo en una lucha de poder entre las dos facciones principales del régimen militar de Sudán. Los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés), una colección de milicias, siguen al exseñor de la guerra Gen Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como Hemedti.
La lucha para el poder tiene sus raíces los años antes del levantamiento del 2019 que hizo caer al gobernante dictatorial Omar al-Bashir, que construyó formidables fuerzas de seguridad que deliberadamente se enfrentaron entre sí.
Hace tiempo que había sobre la mesa un esfuerzo por hacer la transición hacia un gobierno democrático liderado por civiles. Este, sin embargo, fracasó después de la caída de Bashir, un enfrentamiento que parecía inevitable, y los diplomáticos en Jartum advirtieron a finales del 2022 que tenían miedo de un brote de violencia. Aunque el conflicto haya surgido ahora, ya hace semanas que se arrastraba una tensión creciente.
Las rivalidades militares
Las Fuerzas de Apoyo Rápido se desarrollaron por Bashir, tal como destaca el The Guardian, con una finalidad. La de detener una rebelión en Darfur que empezó hace más de 20 años a consecuencia de la marginación política y económica de la población local por parte del gobierno central de Sudán. Estas fuerzas paramilitares también habían recibido el nombre de Yanjaweed. Bashir transformó este grupo en una fuerza paramilitar medio organizada en el 2013. La idea era enviarlos para cortar una rebelión al sur de Darfur y después enviarlos a luchar al Yemen y Libia.
Ahora bien, las fuerzas dirigidas por Hemedti y las fuerzas militares regulares bajo el mando de Burhan cooperaron para expulsar Bashir en el 2019. Un acuerdo para compartir el poder con los civiles que encabezaron las protestas, que tenía que conducir hacia un gobierno democrático, fue interrumpido por un golpe de Estado en octubre del 2021. Un golpe de estado que volvió a poner al ejército al frente.
Hemedti va entonces querer liderar una nueva transición. Hay que poner de manifiesto que tiene una riqueza importante a causa de la exportación de oro, de minas ilegales y comanda decenas de miles de veteranos.
¿Qué dificultad hay para la transición democrática?
El Sudán se encuentra en una región volátil que rodea el Mar Rojo, la región del Sahel y el Cuerno de África. Su ubicación estratégica y riqueza agrícola han llevado tensiones y juegos de poder regionales. El diario británico ya señala que estos hechos dificultan las posibilidades de transición exitosa hacia un gobierno dirigido por civiles.
Tal como destaca El Clarín, la revolución inició en el Sudán un proceso de transición e instauró un gobierno civil Hemedti prometió lealtad en el cual. Sin embargo, dos años después, en el 2021, el paramilitar provocaba un golpe de Estado con el jefe del Ejército, Abdelfatah en el Burhan, y se convertiría en el vicepresidente del Consejo Soberano, el órgano ejecutivo del país. Pero la presión internacional contra un país aislado y lleno de sanciones acabó por poner a los militares entre la espada y la pared, comenzando así una serie de conversaciones para restablecer el gobierno civil. El resultado final, el clima de tensión y violencia actual.