Haibatullah Akhunzada. Este es el nombre del líder supremo de los talibanes desde el 2016, el grupo que ha conseguido recapturar Afganistán después de la salida de las fuerzas americanas del país. Con la gran mayoría de provincias bajo su asedio, los milicianos talibanes ya tienen rodeada por todos lados la capital, Kabul, y según algunas fuentes ya han tomado el control. Ahora, el gobierno afgano negociará con Akhunzada una "transferencia de poder pacífico". Según los mismos insurgentes, no tienen intenciones de utilizar la violencia en la capital, que no parece poner ninguna resistencia a los talibanes.
De hecho, ante el rápido avance de los talibanes, centenares de miles de ciudadanos se han ido concentrando en los parques de la ciudad huyendo de la violencia Los talibanes han instado el enemigo a poner fin a la resistencia inútil cuanto antes mejor en las provincias restantes, para que así pueda establecer un sistema afgano puro, islámico, sólido e inclusivo en el país, tal como han indicado los insurgentes en un comunicado.
¿Quién es Akhunzada?
Después de la muerte de su sucesor, Akhtar Mansoor, que fue abatido en un ataque aéreo ordenado por Barack Obama en el 2016, los talibanes afganos nombraron a Haibatullah Akhunzada, que cuenta con el título religioso 'Mawlawi', nuevo líder. Según informa AlJazeera, Akhunzada luchó contra las fuerzas rusas durante la década de los ochenta, en plena guerra fría. En 1994 se unió a los talibanes bajo el liderazgo de Mohammed Omar, exlíder de Afganistán, que inmediatamente lo puso al frente del tribunal militar en Kandahar, provincia de donde Akhunzada es natural.
Como a mano derecha de Mansoor, Akhunzada se hizo un nombre para gestionar bombardeos, y en especial por su "falta de piedad" como juez. Así y todo, su ascenso a líder fue disputado por los talibanes, hecho que desencadenó luchas entre facciones del grupo.
Kabul cae
Los talibanes han iniciado este domingo el asedio en Kabul y sus combatientes han tomado posiciones en varias entradas de la capital, a la espera de que se consiga un acuerdo para una transición pacífica de poder con el Gobierno afgano.
La situación es de pánico, con las autoridades afganas pidiendo a todos los funcionarios que abandonen sus puestos de trabajo y vuelvan a sus hogares, mientras tiendas y bancos cierran y el tráfico está paralizado por grandes atascos.
En un comunicado después de tomar el control de casi la totalidad de Afganistán, los talibanes han pedido a sus combatientes "no luchar en Kabul" y que permanezcan "en las puertas" de la capital, sin tratar de entrar en la ciudad.
"Dado que la capital Kabul es una ciudad grande y densamente poblada, los muyahidines del Emirato Islámico (cómo se autodenominan los talibanes) no tienen intención de entrar en la ciudad a la fuerza o combatir, sino más bien entrar en Kabul pacíficamente", han remarcado a los insurgentes.
Para eso, "se están llevando a cabo negociaciones para garantizar que el proceso de transición se complete de manera segura, comprometer la vida, la propiedad y el honor de nadie, y comprometer la vida de los kabulíes". Además, han insistido en que el control de la seguridad en Kabul sigue recayendo "en el otro bando" y recuerdan a la población que no tienen "intención de vengarse de nadie", incluidos los que han servido al Ejército, la Policía o a la Administración: "Están perdonados y fuera de peligro, nadie será objeto de represalias". "Todos tienen que permanecer en su propio país, en su propio hogar, e intentar salir del país", han sentenciado.
Los talibanes se han apostado en el norte, oeste, y sur de los límites de Kabul, marcando el asedio, en casi todo el perímetro de la ciudad y con casi todas las provincias vecinas bajo su control. Además claman el control de 28 de las 34 capitales regionales.