Cuando Giorgia Meloni ganó de manera abrumadora las elecciones italianas a finales de septiembre, situando la extrema derecha del país al frente de su gobierno, no salió a saludar a sus seguidores en solitario, sino que lo hizo acompañada de otros miembros de la formación Fratelli d'Italia y también de los partidos que conforman el espectro de la derecha en Italia, de entre los cuales destacaba el exprimer ministro Silvio Berlusconi, ya que la formación de Il Cavaliere (Forza Italia) está integrada dentro de esta coalición que ahora tiene que formar gobierno. Durante la campaña, demostraron su buena sintonía y en ningún momento protagonizaron disputas, al menos de cara a la galería. Los votantes vieron en ellos la combinación de experiencia y novedad, un tándem bautizado como coalición de centroderecha, aunque la misma Meloni es seguidora de las ideas de Mussolini, que consiguió más de 10 millones de votos. Ahora, sin embargo, una vez en el poder, todo cambia. Y dos personalidades fuertes como la de los políticos italianos han chocado inevitablemente. En los últimos días y semanas ya había ido escalando la tensión entre los Fratelli y Forza Italia, también entre sus respectivos líderes, pero esta se ha disparado en las últimas horas cuando el mismo Berlusconi, sin esconder su controvertido carácter, ha insultado a un compañero del partido de Meloni.
Primero lo ataca, después disimula
Todo ha sucedido durante una votación en el Senado italiano, cuando después del fracaso de las negociaciones para formar gobierno entre los dos partidos, Berlusconi ha impedido a los diputados de su partido votar como presidente del Senado al candidato propuesto por Meloni, Ignazio La Russa. En un momento determinado, durante las votaciones, el exprimer ministro se ha dirigido a La Russa, y después de discutir le ha lanzado un "vaffanculo" (vete a la mierda). Con esta sola palabra ha bastado para escenificar las malas relaciones entre los dos partidos, que no parece que se hayan detenido, sino que se habrían intensificado en las últimas jornadas en el marco de las negociaciones.
#IgnazioLaRussa eletto presidente del #Senato: la gran parte dei senatori di #ForzaItalia non hanno preso parte alla votazione.#Berlusconi ha mandato a quel paese La Russa. pic.twitter.com/yaVWS3xrI6
— Francesca Totolo (@fratotolo2) October 13, 2022
Con todo, aunque el partido de Berlusconi se ha abstenido, el político de los Fratelli ha sido elegido presidente del Senado. Después, Il Cavaliere ha querido disimular las discrepancias con un tuit: "Me complace la elección de Ignazio La Russa como presidente del Senado. No solo nunca hemos tenido ningún enfrentamiento, sino que estamos colaborando lealmente para dar a nuestro país unas instituciones estables y un gobierno fuerte y cohesionado". Este tuit se contradice no solo con el "vaffanculo" sino también con las notas en el cuaderno de Berlusconi que pudieron captar las cámaras: "Giorgia Meloni. Comportamiento: 1 obstinado, 2 perdonavidas, 3 arrogante, 4 ofensivo. Sin voluntad de cambio. No te puedes llevar bien con ella". Dos mensajes bien contradictorios.
Una visita para resolver las diferencias
Esta es la primera vez que la tensión estalla en público, pero seguramente no será la última. La elección del presidente del Senado era el primer paso de todas las negociaciones a las cuales se enfrentan ahora los partidos ultra, aunque haya quien los defina como de centroderecha, y a buen seguro que Berlusconi seguirá luchando por conseguir el máximo poder posible y arrinconar a Meloni, aunque esta haya sido la ganadora indiscutible de las elecciones. El número dos de Forza Italia ha intentado matizar los últimos acontecimientos, asegurando que votará en el mismo sentido que sus socios, pero las tensiones son visibles. Ni siquiera la visita de Berlusconi a Meloni en la sede de su partido pueden esconder las fisuras. Este encuentro entre los dos políticos fue seguido con mucha atención, ya que tenía que servir para resolver las diferencias que los separan y firmar la paz. Aunque haya habido una pequeña pausa en las tensiones, quedan muchos cargos por repartir y los italianos ya están preparados para la siguiente batalla.