A sólo cinco días para el referéndum en Hungría -el próximo 2 de octubre- sobre si los húngaros aceptan o no las cuotas de reubicación de los refugiados acordadas por la Unión Europea, sale a la luz una información que puede hacer cambiar la mentalidad de muchos ciudadanos y acabar desembocando en un baile de votos.
Según publica el diario conservador húngaro Magyar Idõk, muy próximo al gobierno de este país -y que se caracteriza por su rechazo constante a los refugiados, así como para vincular inmigración con terrorismo- tres terroristas de los atentados del pasado 13 de noviembre en la sala Bataclan de París en que murieron 129 personas, se habrían colado en Budapest como a refugiados.
Una vez pasada la frontera, quién fue el cerebro de los ataques y el terrorista más buscado hasta su detención en Bruselas en marzo, Salah Abdeslam, les habría recogido en coche el 17 de septiembre para marcharse hacia Austria, donde no hay control fronterizo.
Los tres terroristas, identificados por el medio citado como Omar Mostefai, Samy Amimour i Foued Mohamed-Aggad, habrían llegado a la capital de Hungría el 9 de septiembre, utilizando pasaportes falsos e infiltrándose entre los millares de refugiados que esperaban en Budapest para continuar su camino hacia Alemania. Las autoridades húngaras fueron incapaces de detectar los documentos que, según el rotativo de Budapest, eran de "gran calidad".
Dos meses después estaban en París y rompían la vida de decenas de familias que verían cómo su futuro quedaría marcado por estos terroristas en que se aprovecharon de la situación de los refugiados y se hicieron pasar por ellos para ir cruzando fronteras hasta llegar a la capital francesa.
Denunciados por Amnistía Internacional
El gobierno húngaro liderado por Víktor Orbán siempre se ha opuesto a la entrada de los refugiados. Varias veces ha reforzado los controles en sus fronteras para forzarles a emprender nuevas rutas y, de hecho, Amnistía Internacional ha denunciado hoy a Hungría por el "trato degradante" y los abusos a los que las autoridades someten a los refugiados cuando llegan a su país.
La ONG de los Derechos Humanos se ha sumado así a otras ONG que ya denunciaban esta situación relacionada con el trato inhumano y las duras medidas antiinmigración del gobierno de Orbán. "Centenares de solicitantes de asilo esperan en la frontera durante meses en condiciones degradantes", subraya el informe de Amnistía, que añade que estos refugiados fueron golpeados y perseguidos "como perros".
Después de cubrir sus fronteras con alambradas a modo de muro, e imponer penas de hasta cinco años de prisión por los refugiados ilegales, la gota que colmó el vaso fue enviar a una "zona de nadie" entre Hungría y Serbia a todos los inmigrantes detenidos en los primeros ocho kilómetros de su territorio.
Refugiados sí, refugiados no
Precisamente este domingo 2 de octubre, Hungría celebra un referéndum que pretende consultar a la ciudadanía sobre si están de acuerdo -o no- con las cuotas de entrada de refugiados aprobada por los 28 estados miembros de la UE, unos 160.000 entre todos los países. El hecho de estar suscritas por todos los países, pone en duda la legalidad de la consulta, que pretende demostrar una vez más su rechazo a las medidas de Bruselas.
La pregunta será la siguiente: "¿Quiere que la Unión Europea tenga derecho a determinar una cuota obligatoria de ciudadanos no húngaros en Hungría sin el consentimiento del Parlamento?".